Aunque esta Maduro no se cae

DIVISADERO/Eduardo González  

El último intento de la oposición venezolana apuntalada por el gobierno de Donald Trump para derrocar al presidente Nicolás Maduro, concluyó en una frustrada puesta en escena de un golpe de Estado orquestado por el jefe de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, quien es reconocido como “encargado de gobierno” por al menos cincuenta países.

Las primeras imágenes de la revuelta que conocimos en las redes sociales fueron circuladas por el mismo Guaidó, quien afirmaba que amplios sectores del Ejército tomaban y se atrincheraban en la base aérea La Carlota, luego de robar ocho tanquetas para dar comienzo a la “fase final de la Operación Libertad”.

El siguiente paso fue la liberación del activista Leopoldo López, quien se encontraba bajo prisión domiciliaria desde julio de 2017.

Una vez puesto en libertad, ingresó con su familia a la embajada de Chile en Caracas en calidad de huéspedes, para luego pasar a dependencias diplomáticas españolas.

Luego de las escaramuzas de finales de abril y principios de mayo, la oposición venezolana debe vencer varios retos que se le presentan. A saber, la fuerza y el poder de Nicolás Maduro se mantienen por el apoyo que aún posee de las fuerzas armadas; un estancamiento producto de la desmovilización de la población después de cien días en las calle y una sensible disminución en la capacidad de convocatoria de Guaidó.

El apoyo incondicional (al menos hasta el día de hoy) de Rusia y China para el gobierno venezolano; el calendario electoral de Estados Unidos que irremediablemente sigue su marcha y comenzará a presionar a la administración Trump para dejar de lado (por el momento) el asunto del país sudamericano y echar la mirada a la política interna de la Unión Americana.

Los problemas por los que pasan tanto Colombia, Brasil y Argentina que repercuten en el nivel de apoyo que pudieran brindar a la oposición; la poca viabilidad de una intervención militar estadunidense por más que los tambores de guerra retumben en los corrillos de Washington.

Los magros resultados de la Operación Libertad, que no solo no tumbó a Maduro, sino que causó la muerte de cinco personas y fueron liberadas 18 órdenes de aprehensión contra funcionarios militares como el ex jefe del destacamento de la Guardia Nacional Bolivariana en el Palacio Federal Legislativo, Ilich Sánchez Farías, quien habría engañado a sus tropas cuando convocó a una operación de rutina y las trasladó al distribuidor Altamira, donde se encontraban Guaidó y el opositor Leopoldo López.

A querer o no, la realidad venezolana atraviesa por unas arenas movedizas que proveen el escenario perfecto para que todo se agite y no cambie nada. Mientras población y gobierno no trasciendan ese contexto, la complejidad sociopolítica y económica del país bolivariano seguirá una suerte de pauperización, que estoy cierto, deberán solucionar las y los venezolanos y nadie más.

Profesor investigador del Tec de Monterrey

@contodoytriques

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