El tiradero de basura que enferma a varios pueblos

PUNTO CRÍTICO/Gabriel Torres Espinoza

El vertedero de los ‘Los Laureles’ registra un extenso historial de irregularidades. Se puede señalar que, en los hechos, el basurero no es un ‘relleno sanitario’, como se le denomina oficialmente, sino un vil ‘tiradero de basura a cielo abierto’.

De acuerdo al Banco Mundial (2019: https://bit.ly/2FwmK6O) uno de los principales beneficios de un ‘relleno sanitario’, respecto de los ‘basurales a cielo abierto’, tiene que ver con que acreditan un método, debidamente normado, para recibir gran cantidad de basura sin dañar la salud pública y posibilitan el reciclaje de los residuos sólidos, a efectos de amainar los daños al medio ambiente y el riesgo de incendios, además de mitigar al máximo la proliferación de olores tóxicos y fétidos en el área colindante. Justamente, nada de eso sucede con el engañoso «relleno sanitario» de ‘Los Laureles’.

Los datos son contundentes, de acuerdo a Reforma (19/abr/2019), desde el año 2003 a la fecha, ‘Los Laureles’ han sido el epicentro de tres incendios de gran magnitud: en 2003, uno afectó a una hectárea; en 2006, un nuevo siniestro consumió 10 hectáreas; y, en el pasado mes de abril, se estimó que la ignición –que duró cinco días– afectó un total de ocho hectáreas.

Sobre este último, es importante destacar dos hechos particularmente relevantes: 1) en enero de 2019, debido a las deplorables condiciones en las que opera, se vaticinó el riesgo de un incendio, que terminó ocurriendo tres meses después; y 2) curiosamente, ocurre en vísperas del fin de su vigencia de operación, que es el 22 de mayo de este año, toda vez que tendrá que someterse a una revisión para analizar su capacidad para seguir funcionando, puesto que trabaja -como todos los demás en Jalisco- en el límite de sus capacidades.

Todo parece indicar que el tiradero de basura ‘Los Laureles’, incumple con la Norma Oficial Mexicana NOM-083-Semarnat 2003, que obliga a los rellenos sanitarios a cubrir la basura con materiales minerales o sintéticos, al menos una vez cada semana para evitar que estén expuestos a la intemperie.

Vecinos y pobladores se han organizado para denunciar que se arrojan sin tratar los lixiviados [jugos de la basura] en el arroyo contiguo de ‘Los Laureles’, que va a parar al río Santiago –que corre a escasos 60 metros del Río–.

No es fortuito que el río Santiago es el afluente con los niveles de toxicidad más altos en el país, según mediciones hechas y denunciadas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Las aguas de este río son cubiertas por una espesa y cuantiosa espuma que expide nauseabundos olores, mismos que han causado un acreditado problema de salud pública en los municipios de El Salto y Juanacatlán.

De 2008 a 2018, se han registrado un total de mil 231 personas muertas a causa del Río Santiago –por enfermedades cardiovasculares, respiratorias y dermatológicas–.

Una lectora de esta columna me escribió por correo: “Soy habitante de El Salto. Junto con otros pueblos hemos sufrido los estragos del incendio, ha arrasado con nuestra salud respiratoria, el impacto toxicológico con precedente de otro incendio en 2006, que en esa ocasión duro 10 días y la basura se consumió hasta que el cerro de basura quedo a la mitad de su altura, justo cuando iba ha haber revisión, en 2008, porque se le acababa la vida útil al tiradero, antes de que CABSA comprara las 11 hectáreas del predio de Los Ayala, para expandirse”.“Mientras que CABSA efectivamente gana por tonelada ingresada, sin que haga nada para reciclar o separar basura, razón por la cual, se ha enriquecido sin freno y sin escrúpulos, sin que las autoridades clausuren por malas practicas, y no se diga de SEMADES, desde antes en sus manos y no ha resuelto.

Ahora SEMADET, con la papa caliente de autorizar o no la actual solicitud de extensión”. “Para colmo, los municipios de El Salto, Juanacatlán y Tonalá, y los funcionarios estatales involucrados nos dejaron durante dos días a la deriva, pues no se accionaron los protocolos de comunicación de riesgo en caso de contingencias ambientales”.

Concluye, “CABSA comete un delito federal al tirar sin tratar los lixiviados (jugos de la basura) por el arroyo de ‘Los Laureles’, permanentemente desde siempre hacia el río Santiago”. ¿Y la SEMADES, y la SEMADET?

Director general de la Operadora del SURTyC de la U de G

@Gabriel_TorresE

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