Veo un México con hambre y sed de justicia

CAVILANDO ANDO/Alfonso García Sevilla

Fragmento del discurso polémico de Luis Donaldo Colosio, donde se advertía un rompimiento con Carlos Salinas de Gortari, previo a la elección presidencial de 1994 y de su asesinato. 

Poco o nada ha cambiado para bien en México después del crimen ¿de Estado? De Colosio. Seguimos padeciendo de injusticias y ausencia de un proyecto de nación que nos permita transitar a una recomposición económico social que abata la pobreza, combata el rezago educativo y universalice la salud y la alimentación al pueblo y, por ende, aumentar su nivel de vida a través de empleos mejor pagados.

Al contrario, después del 94 padecimos una de las crisis económicas más severas que contribuyeron a ensanchar la brecha entre ricos y pobres, que fue el quebranto bancario (Fobaproa) y cuyos pasivos ascendieron a 552,000 millones de dólares y a la fecha ha costado algo así como 2 billones de pesos y se sigue pagando. Algo similar de lo que pasará ante la cancelación del aeropuerto de Texcoco, que nos costará a todos los mexicanos alrededor de los 120 mil millones de pesos.

El combate a la corrupción y la impunidad son factores que mencionó Colosio en su discurso, la sed de justicia de los mexicanos continúa sin ser saciada y al contrario, ha traído consigo una sociedad más violenta, donde al amparo de las instituciones encargadas de la prevención y sanción de los delitos, se ha consolidado el crimen organizado como una forma de vida y los asesinatos como algo cotidiano, sin que medie estrategia alguna o una real convicción de las autoridades para que la ley se cumpla, como lo prometió AMLO en su campaña “barrer la corrupción como se barren las escaleras, de arriba para abajo”. En materia de seguridad solo se limita a la creación de la Guardia nacional.

Y al igual que en 1994 los programas sociales solo han servido como un paliativo de la pobreza que han sido utilizados para crear clientelas electorales y que vivales desde el gobierno se enriquezcan, hoy la situación parece similar ya que sin mediar propuesta de por medio Amlo en sus promesas de gobierno define: “El estado se ocupará de disminuir las desigualdades sociales. No se condenará a quienes nacen pobres a morir pobres. Todos los seres humanos tienen derecho a vivir y ser felices. Se instalará un nuevo modelo económico”.

De 1994 a la fecha hemos escuchado muchos discursos y propuestas, pero pocas acciones que nos lleven a un cambio radical.

Por lo visto en el actual gobierno difícilmente podremos transitar a un nuevo modelo que permita erradicar la corrupción, la impunidad, la violencia y la pobreza, ya que se siguen cometiendo los mismos errores del pasado sin buscar soluciones modernas a una realidad cada vez más complicada para los mexicanos. 

Politólogo, profesor universitario y miembro del claustro académico del ITEI

@aagsevilla