Recetas fallidas

PERSPECTIVA21/Verónica Juárez Piña

La mala situación financiera de Petróleos Mexicanos (Pemex) es producto de la histórica politización de la empresa estatal. La irresponsabilidad ha hecho que Pemex sea la gallina de los huevos de oro de gobiernos que no se atreven a hacer una auténtica reforma fiscal.

La gallina de los huevos de oro de un sindicato corrupto que ha quebrado a la empresa; la gallina de los huevos de oro de funcionarios y empresarios corruptos que lucran con licitaciones amañadas y contratos inexplicables.

Por lo tanto, si queremos una empresa estatal productiva y eficiente, tenemos que combatir las prácticas de corrupción que han provocado la crisis de la empresa productiva.

¿Qué significa?, despolitizar la toma de decisiones en Pemex. Sacar a los partidos políticos, a los intereses partidistas, sindicales y particulares; y tecnificar la administración.

Que las decisiones estructurales las tomen gente preparada que vea por el interés de Pemex y de la nación, y no atienda a presiones políticas.

Sin embargo, la última propuesta que hace el Presidente de la República, en esta materia, es justo la inversa.

Primero, porque la iniciativa de Morena busca centralizar demasiado poder en la figura del director de Pemex.

Y, como hemos visto, los directores de la empresa productiva del Estado son designaciones políticas que responden únicamente a la lealtad que le tienen al Presidente.

Es decir, en lugar de apostar por un modelo con mayor autonomía, en donde la empresa tenga independencia del Gobierno, lo que hace López Obrador es apostar por el control total de la empresa. Institucionalizar la política como el eje rector de las decisiones corporativas.

Todos los nombramientos de la petrolera pasarían a ser prerrogativa exclusiva del director.

Es decir, el Gobierno Federal busca debilitar al Consejo de Administración para reforzar el poder unipersonal del director.

En ese mismo sentido, de acuerdo con la propuesta de salida, el mismo director podría adjudicar de manera directa contratos para exploración y extracción.

No sólo politizan al nivel máximo la toma de decisiones en Pemex, sino que dotan de amplísima discrecionalidad para manejar la empresa al antojo del gobierno en turno.

Me cuesta trabajo creer que alguien con un mínimo de estima a lo que ha significado Pemex para este país, pueda estar de acuerdo con un marco jurídico tan permisivo a futuros abusos.

El PRD fue muy crítico de la reforma energética que impulsó Peña Nieto. Votamos en contra en su momento.

Por distintas razones, pero también porque veíamos discrecionalidad y nos quedaban dudas acerca de la transparencia en la transformación de la petrolera.

Votamos en contra porque siempre hemos creído en un Pemex fuerte y autónomo, capaz de administrar probablemente sus recursos y sin interferencia de los partidos políticos o sindicatos corruptos.

Pemex ha sido un desastre en los últimos treinta años y no nos vamos a quedar cruzados de brazos viendo como el gobierno de Andrés Manuel López Obrador profundiza su crisis.

Vice coordinadora del GPPRD en el Congreso de la Unión

@juarezvero

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