El sindicato de futbolistas

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CON CHANFLE/Raúl de la Cruz

Hace algunos años durante los trabajos del Coloquio Comunicación, Deporte y Sociedad en el marco de la Feria Internacional del Libro abordamos un tema que fue fundamental para la integración de la Asociación de Futbolistas Profesionales de México, iniciativa que estuvo a cargo de Javier Aguirre y Sergio Lugo.

En aquella ocasión tuvimos la oportunidad de traer a Carlos Pandolfi entonces secretario general de Futbolistas Argentinos Agremiados que funciona como un auténtico sindicato.

El FAA es una poderosa institución que tiene una serie de elementos que benefician al futbolista en retiro. Cuentan con instalaciones al margen de la Federación. Pero lo más importante que en el transcurso del tiempo lograron establecer un fondo del retiro para sus afiliados. Los recursos se obtienen a través de aportaciones durante el jugador activo, juegos de la selección nacional.

Agremiados recibe cada año la entrada integra de un partido de la selección Argentina, no sólo la taquilla sino que también los recursos que se reciben por concepto de la transmisión televisiva y patrocinadores. Pandolfi, en su texto “La Lucha continúa” refiere que se han logrado “desde la sede de la calle Salta hasta los beneficios contractuales para los jugadores; desde un centro médico ejemplar para todos los asociados hasta la Fundación El Futbolista.

La mayoría de los logros significaron una batalla previa, y cada una de ellas representó a la vez un ejemplo de solidaridad y cooperación que nos infla el pecho de orgullo y nos impulsa al punto de ser un modelo de referencia para todo el mundo”. Tiene razón.

Agremiados es un modelo de sindicato de futbolistas por una sencilla razón son solidarios y tienen pertenencia de clase. Es cierto que el jugador es un privilegiado porque gana enormes cantidades de dinero mientras se encuentra activo pero también es una realidad que no se prepara para el retiro.

Aquí me recuerda una plática que sostuve con Rigoberto Cisneros, ex jugador del Toluca, Chivas y UdeG, además de mundialista en 1978. “Tenía tanto dinero que en alguna ocasión le dije a mi esposa. Cuando nos lo vamos acabar…..y se acabó”, me dijo. Perdió todo, casas, autos, todo. Hoy vende agua purificada por las calles. Y podría mencionar diversos casos de ex jugadores que lo tuvieron todo y que hoy viven prácticamente en la miseria.

Como también hay quienes viven bien porque fueron bien asesorados e invirtieron adecuadamente sus recursos. Lamento mucho la situación de Javier “Zully” Ledesma, un extraordinario ser humano. Con un sindicato bien establecido no habría necesidad de recurrir a los partidos a beneficio.

 

 

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