DIVISADERO/Eduardo González
1.- La elección de medio término en Estados Unidos se ha tomado como el primer referendo del presidente en turno. Más allá de los escaños de la Cámara de Representantes y del Senado, que representa el poder y margen de maniobra con la que llegan los mandatarios a la Casa Blanca, lo que votan los electores el primer martes de noviembre a mitad del primer periodo presidencial, es la gestión presidencial.
2.- Desde luego, no solamente está en juego la aprobación o no del mandatario Donald Trump y la posibilidad de tener pavimentado el camino hacia su reelección en dos años, sino además 435 escaños en la Cámara de Representantes, 35 de los 100 escaños en el Senado y 39 gobiernos estatales y territoriales. Un botín político-electoral nada despreciable con miras a las siguientes elecciones presidenciales. Recordemos que los presidentes estadunidenses gobiernan sus primeros cuatro años para repetir en la Oficina Oval, y el segundo cuatrienio lo hacen para la historia.
3.- Si bien, es más fácil y cómodo ser historiador que profeta, si atendemos a las últimas encuestas (que tampoco son garantía del resultado final), podemos proyectar que los Demócratas tienen una posibilidad de hasta 76 por ciento de obtener la mayoría en la Cámara de Representantes; mientras los Republicanos tienen 66 por ciento de posibilidades de quedarse con 51 de los 100 escaños del Senado, y de ese modo mantener la mayoría.
4.- Los tópicos que marcarán con mayor intensidad el resultado de mañana son la Suprema Corte, el desempleo y la migración. En el primer caso, sigue resonando en amplios sectores de la población la nominación que realizó Trump del conservador Brett Kavanaugh a la máxima Corte del país. Por otro lado, aunque la tasa de desempleo cayó a 3.7 por ciento en verano, su nivel más bajo en casi 50 años, el empleo se ha desacelerado. Finalmente, la sociedad norteamericana sigue pensando que los demócratas son más capaces de manejar el fenómeno migratorio y todo lo que de ello devenga, lo que se refleja en un 58 por ciento que desaprueba las políticas migratorias del actual presidente.
5.- Históricamente, el partido que ostenta la presidencia sufre una derrota en por lo menos una de las dos cámaras en las elecciones intermedias. Si a ese dato le añadimos que Donald Trump llega al martes 6 con 42 de aprobación, todo indica que los Republicanos perderán la elección mañana.
6.- ¿Y México? En caso de que Trump y su partido salgan raspados de la elección y eso complique su reelección, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador estaría gobernando con dos inquilinos diferentes en la Casa Blanca. Aún no estoy seguro si eso es mejor, que gobernar seis años con la misma persona despachando en Washington.
