Con (d)olor a sangre

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CAVILANDO ANDO/Alfonso García Sevilla

Se le atribuye a Eulalio Gutiérrez, uno de los infortunados presidentes que surgieron de la Soberana Convención de Aguascalientes (1914) la frase: “el paisaje mexicano huele a sangre”, misma que, desde tiempos precolombinos, no ha dejado de ser vigente.

 La crisis que enfrenta el gobierno de Jalisco en su desaseado manejo de los cuerpos dentro de dos tráileres es solo la punta del iceberg.

Jalisco padeció en agosto el mes más violento que se tiene registrado desde que se implementan las estadísticas ante la pasividad y contemplación de sus autoridades. 

Asimismo, hoy en Veracruz se descubren un centenar de cráneos en una fosa clandestina, en Monterrey fallece un joven, víctima de una trifulca entre grupos de inadaptados fanáticos de los Rayados de Monterrey y los Tigres de la Autónoma de Nuevo León previo al juego de fútbol entre ambos equipos de la Sultana del Norte. 

México sigue siendo el país líder, pero negativamente ya que es donde más feminicidios se dan y de abuso infantil dentro de los miembros de la OCDE, contradictorio ser miembro de la élite mundial y la economía número 14 internacional y al mismo tiempo, contar con una de las sociedades más violentas del orbe. 

Sin duda, México enfrenta una crisis impresionante de valores, en gran medida influida por el avance del narcotráfico dentro de la sociedad, la nueva narco cultura en series televisivas, música y un estilo de vida lujoso, ha hecho que la apología del delito haya permeado entre los niños y jóvenes del país, para ver a los capos como los héroes a seguir, aunado a las condiciones económicas precarias que una gran parte de la población padece, han orillado a que más jóvenes vean al crimen organizado como alternativa de vida. 

Jalisco es el botón de muestra de la incapacidad del gobierno para hacerle frente a esta crisis de inseguridad que padecemos a escala nacional, sobre todo, el reciente sexenio que termina, federal y estatal, demuestra una clase política cada vez más lejos de la gente, menos comprometida, menos preparada y carente de altura de miras, de visión para generar políticas públicas que contengan y erradiquen las causas de la violencia de manera integral, pero, sobre todo, trabajar en la prevención de la mano con la sociedad. 

Politólogo, profesor universitario y miembro del Claustro Académico del ITEI.

@aagsevilla

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