Niñas y niños de los desaparecidos: una generación en soledad

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DIVISADERO/Eduardo González

Las personas a quienes han desaparecido han dejado a miles de niñas y niños en la orfandad. Sin olvidar el dolor de las madres y padres que continúan esperando el regreso de sus hijos e hijas.

Los menores de edad sobrevivientes de los desaparecidos, son una generación que vive en soledad. Una generación envuelta en el dolor y la ausencia. Una generación que exige justicia, pero que no está ausente de la sensación de venganza. Es la tercera generación que vio roto su andar y hoy se refugia en la débil protección de sus abuelas.

La numeralia de la orfandad nos violenta el horizonte. Oscurece el futuro de los más pequeños de la sociedad. En México existen oficialmente 35 mil 410 desaparecidos. De ellos, 16 mil 594 son menores de 29 años; y uno de cada 10 es un menor de entre 0 y 4 años de edad.

La violenta vorágine de la fracasada lucha contra el crimen organizado superó la capacidad para enfrentar a los criminales; de ese momento fue rebasada nuestra capacidad de asombro; luego las autoridades fueron sobrepasadas en su capacidad para investigar los asesinatos que exceden los 200 mil en doce años; y ahora, como sociedad, vivimos la imposibilidad de atender a los miles de huérfanos que ha producido el crimen organizado.

Esto es el triple fracaso gubernamental: no se termina con la delincuencia organizada; no se detiene la violencia y la inseguridad; no existe la capacidad de atender a quienes se quedan solos en el camino.

La manera de subsanar este triple fracaso es reconocer lo errado de la estrategia para combatir el crimen; entender que la inteligencia para combatir el crimen lleva a enfrentar la corrupción, atacar el sistema financiero de las células criminales, limpiar de fondo a las corporaciones policiacas, al Ejército y a la Marina Armada; y a poner en marcha políticas públicas de salud que empujen por la despenalización de las drogas y atiendan a las víctimas del consumo, quienes experimentan la doble victimización de la sociedad.

Estas estrategias no son fáciles, pero son simples. Sin embargo, cuando nos damos cuenta que el gobierno ni siquiera sabe dónde resguardar decenas de cadáveres, y los termina metiendo en cajas de tráilers refrigeradas, nos percatamos no solo de la incompetencia gubernamental, sino de su falta de sensibilidad e interés por detener la violencia que recorre nuestro país.

Profesor investigador del TEC de Monterrey

@contodoytriques

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