Juventud sin éxtasis

guero2CAVILANDO ANDO/Alfonso García Sevilla

El artículo tercero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece, a la letra, «Toda persona tiene derecho a recibir educación.

El Estado -Federación, Estados, Ciudad de México y Municipios-, impartirá educación preescolar, primaria, secundaria y media superior. La educación preescolar, primaria y secundaria conforman la educación básica; ésta y la media superior serán obligatorias.

La educación que imparta el Estado tenderá a desarrollar armónicamente, todas las facultades del ser humano y fomentará en él, a la vez, el amor a la Patria, el respeto a los derechos humanos y la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y en la justicia.

El Estado garantizará la calidad en la educación obligatoria de manera que los materiales y métodos educativos, la organización escolar, la infraestructura educativa y la idoneidad de los docentes y los directivos garanticen el máximo logro de aprendizaje de los educandos.»

Sin embargo, a pesar del mandato constitucional, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), da a conocer que, de los 32 millones de jóvenes en el país, 59.9% de estos económicamente ocupados, se encuentra en empleos informales y más de 50% gana de uno a tres salarios mínimos: entre dos mil 220 y seis mil 661 pesos mensuales.

Además, en el documento se precisó que 41.2% no tenía prestaciones.  

También señala que en 2017 en México había 75.446 adolescentes casados entre 12 y 17 años, que el embarazo a temprana edad era un problema para su permanencia y culminación en su etapa escolar y que 613.816 mujeres, entre 12 y 19 años, fueron madres. 

Esto se ha visto reflejado en el promedio de educación del mexicano, que es de 9.2 años, equivalente al nivel secundaria, lo que explica en buena medida la baja calidad salarial y de oportunidades que se vive en el país.  

Asimismo, en 2016, 4 mil 507 menores ingresaron a centros de internamiento por delitos como narcomenudeo, secuestro, homicidio, robo de hidrocarburos y extorsión, según el último Censo Nacional de Gobierno, Seguridad Pública y Sistema Penitenciario, esto es, la falta de un empleo bien pagado o de incentivos para permanecer en la escuela están siendo aprovechados por el crimen organizado para reclutarlos, ofreciendo en promedio ingresos que rondan los 15 mil pesos mensuales. ¿Recuerda al «niño sicario»?

No es fortuito el aumento exponencial en la violencia que padecemos actualmente, ante la ausencia del Estado para establecer políticas públicas tendientes a contener y revertir la deserción escolar y la desintegración familiar y políticos más interesados en el poder por sí mismo que en la problemática que cada día crece dramáticamente, sin parecerle preocupar, y ocupar, a nuestras autoridades y sociedad para brindar oportunidades a un sector que debería ser el futuro de México. 

Un enorme reto para las siguientes administraciones de todos los ámbitos de gobierno.  

Politólogo, profesor universitario y miembro del claustro académico del ITEI

@aagsevilla

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