Taxis convencionales

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POLÍTICA SIN ÉTICA /Jonadab Martínez 

Soy un hijo orgulloso de un taxista, recuerdo a mi papá salir todos los días a sacar para el “chivo”, se iba desde muy temprano, regresaba después del almuerzo, se quedaba en casa y luego se iba a “ruletear” hasta la noche. Así crecí, viendo mi papá tras el volante, después de muchos años empezó a sufrir de sus riñones y se retiró de este maravillo oficio.

Diario regresaba con mil historias y nuevas experiencias, nos gustaba escucharlo porque era interesante conocer el mundo desde la narrativa de mi padre. Mi hermano y yo le ayudamos a lavar el “bocho”, a sacudir los tapetes y de perfumarlo porque mi padre era de esos choferes que casi ya no hay, que ven el oficio como su vida y no solo como algo pasajero. Decía mi papá que no tenía clientes, que hacía amigos.

Poco a poco, el oficio del taxista se ha devaluado, hoy cualquier persona es taxista, gracias a la tecnología ya no es necesario conocer la ciudad, gracias a las herramientas digitales los atajos y las vías alternas están en las manos de todos, ahora las fallas mecánicas son más complicadas, y ya no se les puede meter mano a los vehículos tan fácilmente.

Sin embargo, el cliente ahora es más exigente, ya no basta transportar a una persona de un lado a otro, ahora hay elementos que favorecen a la clientela, desde el aire acondicionado hasta el modelo del vehículo, hoy quienes utilizamos el taxi queremos un servicio de primera con una tarifa de tercera, queremos un carro de lujo a precio de una carreta.

Por eso y más, hoy el taxista debe renovar su idea del transporte, de su atención al cliente, de trabajar por una mejoría, debemos entender que el mundo cambia y el éxito está en los que comprenden las dimensiones de dichos cambios.

Las Empresas de Redes de Transporte (ERTs) vinieron a recordarle lo anterior a los taxistas convencionales que el mundo global se modifica a cada minuto, que el cliente ya no solo busca transporte sino un servicio de calidad, por eso es sana la competencia y la mejora continúa.

Ahora bien, por muchos años los taxistas fueron rehenes de ellos mismos, no había otro modelo de transporte, por esa razón se situaron en el “confort”, en la maldita comodidad de la mediocridad.

Ahora que la Secretaría de Movilidad les exige requisitos de nueva generación, se manifiestan, gracias a Dios no son todos, pero algunos se rehúsan, no quieran actualizar sus unidades a nuevos mecanismos de seguridad, como lo son los frenos ABS o bolsas de aire frontales.

Bienvenidos a la nueva era de la modernidad, de la que el usuario exige servicio de calidad, no solo de transporte; bienvenidos a la era de la innovación, que condena y mata a quien se niega a mejorar sus malos hábitos.

Por eso y más, apoyo y trabajaré para crear una alternativa de transporte de calidad, con componentes de supervisión en tiempo real de conducción, traslados y servicio, no es justo que Jalisco siga conservando taxistas (no todos) que se aferran a seguir en la mediocridad, es tiempo de renovarse o morir, es tiempo de salvar vidas e incluir mecanismos de seguridad vial, es tiempo de exámenes serios de conducción y procesos más rígidos para adquirir una licencia de manejo, ya basta de tanto relax.

 

Diputado federal MC Jalisco

@jonadabmartinez

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