Futbolistas de una pieza

GarciaPimentelA LAS COSAS POR SU NOMBRE/Francisco García Pimentel

Cuando previo al mundial de 2002 Felipe Scolari tomó las riendas de un Brasil desconcentrado y a punto de perder su clasificación, realizó un cambio que en ese momento parecía absurdo: una prohibición total de 90 días. “Un hombre que no se controla a sí mismo no puede ser campeón de nada”, dijo el director técnico a pesar de las oposiciones.

Primero con disgusto, luego con estoicismo, todos los seleccionados tuvieron que aceptar la condición sine qua non. ¿Difícil? Si. ¿Imposible? Absolutamente no.

Concentración, disciplina y autocontrol. Scolari lo entendió muy bien: el ser humano no se divide en partes, ni es distinto en un lugar que en otro. Para estar entre los grandes hay que comportarse como un grande, y esto incluye alinear cuerpo, mente y espíritu con miras a un objetivo. A pesar de casi quedar fuera de Korea-Japón, Brasil se alzó con la copa del mundo solo unos meses después.

En una entrevista posterior, Ronaldo (que también fue campeón de goleo) habló de su entrenador. Aunque al principio no creía en el sistema, ahora lo defendía a capa y espada. “Hay quienes pensaban que era imposible. Pero Scolari creyó que podíamos. Y pudimos. Eso nos dio fuerza y confianza para ir por más”.

Pero la cantaleta en México es distinta: “Es muy su rollo, su vida privada. Lo que importa es que jueguen bien en la cancha”.

Esta frase (palabras más, palabras menos) la encontré no menos de quince veces en redes sociales, proferida por periodistas, comentaristas, opinionistas y villamelones. Cada una de esas publicaciones tenía cientos de likes y de retweets. Estamos hablando, por supuesto, de la fiesta de los seleccionados antes de salir rumbo al mundial.

Las noticias han gastado ríos de tinta en discutir detalles jugosos, chismes y culpas. Que si eran “escorts” o solo amigas; que si hubo esto o aquello, que si a Herrera lo regañaron y que si era el cumpleaños del Chicharito. Claro, todos estos detallitos venden papel y se prestan para radio pasillo.

Pero de fondo, de fondo, pareciera ser que el gran problema no es que lo hayan hecho, sino que los hayan atrapado con las manos en la masa.

Porque a fin de cuentas… “es muy su rollo; su vida privada”.

No es la primera vez, tampoco. En 2010 hubo fiesta en Monterrey, tras la cual Vela y Juárez fueron inhabilitados 6 meses por la Federación. En 2011, en Quito… una más. En Brasil 2013, la tercera. Estos muchachos no aprenden.

A lo largo de distintas copas mundiales, distintos directivos han optado por instalar una prohibición para practicar estas actividades antes y durante las copas oficiales, incluida la copa mundial. Para este 2018, países como Alemania, Brasil, Nigeria, Panamá, Rusia y Bélgica, tendrán una prohibición total.

¿Tiene sentido la ética en la vida diaria? ¿Es absurdo esperar congruencia, orden o virtud? Aunque a algunos parezca que tales cosas pertenecen a la esfera interna o a la vida privada, la realidad es que, como Scolari sabía, solo los seres humanos de una pieza son capaces de lograr cosas grandes y hacerlo de manera sostenida.

La misma cultura que bromea y defiende a futbolistas disolutos e infieles es la que solapa y sostiene a políticos, empresarios, famosos y maestros corruptos, que roban, que mienten, que venden drogas o que regentean redes de prostitución. Mientras sea en lo oscurito… “cada quien su vida”.

Estamos permanentemente sembrando olmos y esperando peras.

Las decisiones tienen sus consecuencias. Hoy la selección llega a Rusia con pocas esperanzas, desconcentrada y desanimada. Alguna vez, por lo menos, nos hacían soñar. Ahora ni siquiera eso. Van de paseo. Van de turistas. Y con ellos, vamos nosotros. Y si tu propio país no cree en ti ¿quién va a creer?

El reto de Osorio es grande: tiene que creer en ellos, para que ellos crean en sí mismos. Después tienen que hacernos creer a nosotros. Y si logra eso, todo lo demás es posible.

El primer partido –el más difícil también- lo es todo. Si ellos creen que van a perder el primero y ganar los demás, están equivocados. Esta sola creencia sería el clavo que falta al ataúd que se han construido ellos mismos.

¿Están a tiempo de levantar la cabeza? Por ahora, toda la cobertura mundialista tiene que ver con la famosa fiesta.

Tenemos dos días para cambiar la historia; ellos y nosotros. Es hora. El árbitro está por dar el silbatazo inicial.

Director General de DiezLetras Comunica

@Franciscogpr

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