CON CHANFLE/Raúl de la Cruz
“Archí” Solís, quien fuera campeón mundial en peso minimosca y que fue agredido cobardemente el 21 de octubre del 2011 por el Canelo Álvarez. Acabó con su carrera. Ya no pudo volver, motivo por el cual, interpuso una demanda aquí pero no prosperó por la corrupción de las autoridades.
Incluso cuando el juez había dictado orden de aprehensión contra el Pelirrojo peleador, dicen que el propio gobernador Aristóteles Sandoval detuvo la orden por instrucciones de la presidencia de la república.
Entonces, Solís acudió a la justicia norteamericana donde le dieron cabida a su demanda porque el Canelo tiene residencia allá.
No la ganó pero obligaron a las partes a llegar a un arreglo. Se arreglaron pero con la salvedad que no se diera a conocer públicamente.
Archí tuvo que guardar silencio. Nunca se supo cuanto tuvo que pagar el Globo de la televisión pero lo más importante es que el diminuto peleador logró algo de justicia.
En la actualidad Solís está totalmente alejado del boxeo. Había construido un gimnasio para la atención y promoción de boxeadores.
Prácticamente lo obligaron a cerrarlo puesto que también en el boxeo existe el llamado “pacto de caballeros” que prevalece en el futbol.
Lo bloquearon en todas las promociones para sus peleadores. Optó por retirarse totalmente del boxeo.
Rentó su local y ahora de dedica otras actividades. Este deporte está plagado de bastantes intereses.
Por un lado, los promotores que son unos auténticos vampiros que se tragan la mayor cantidad de las ganancias de los peleadores, por el otro, se encuentran los managers que también es una mafia de sinvergüenzas que venden al mejor postor al peleador, en muchas de las ocasiones, sin mayor protección, solo les importan las ganancias jamás la integridad del pupilo y por el otro las televisoras.
Razón por la cual, recomiendo la serie César, que habla sobre la vida de Julio César Chávez y donde se puede apreciar todo lo mencionado arriba, incluso, cómo poco a poquito las mafias del poder usan y abusan de la imagen del boxeador como lo hizo Carlos Salinas de Gortari con JC. Chávez que cuando lo vio en el ocaso de su carrera lo abandonó.
De igual manera, podemos observar como los grupos de la delincuencia están estrechamente ligados al boxeo a través de representantes, promotores y managers en el tráfico y distribución de la droga sin que el boxeador se dé por enterado.
Todo ello, ha sido fundamental para acabar con el boxeo local y nacional. La pregunta obligada: después del retiro.
Secretario de comunicación del STAUdG
@rulasdelacruz
