Tadeo

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TRIBUNA/César Iñiguez

 

Luego del ambiente de inseguridad que impera en México y particularmente en Jalisco, hoy por hoy, los números y resultados en inseguridad son realmente lamentables y desastrosos.

Pensé que habíamos tocado fondo, porque 2017 fue el año más violento desde que se tienen registros de inseguridad, y el primer trimestre del 2018 ya superó al 2017.

Porque no solamente los delitos del fuero común o de bajo impacto se han disparado de una forma descomunal afectando a gran parte de la población, los robos y asaltos están a la orden del día y en cualquier lugar del área metropolitana, sino también las agresiones de la delincuencia organizada han sobrepasado la capacidad de las autoridades.

En los hechos que ocurrieron este lunes 21 de Mayo, nos hace pensar que el estado ha sido rebasado por los delincuentes, desde varias aristas.

Atacar sin pudor a plena luz del día, en una de las zonas más concurridas y cosmopolitas de Guadalajara, al que fuera Fiscal General del Estado y hoy Secretario del Trabajo del Gobierno priísta de Aristóteles Sandoval, Luis Carlos Nájera, es algo que asombra.

Alrededor de 15 sicarios se enfrentaron a tiros con armas de grueso calibre con los escoltas del funcionarios y policías de la fuerza única de Jalisco, en las transitadas calles de Chapultepec.

En el intercambio de balazos, resultaron heridos cuatro civiles que se encontraban en el sitio, ya al día de hoy con dos personas fallecidas, y tras la captura de cuatro delincuentes, el grupo criminal inició con una serie de hechos que pretendía general pánico entre la población, hasta que llegó lo inadmisible.

Un grupo de sujetos, integrantes de este grupo delincuencial subió a un camión urbano en Zapopan y lanzó bombas molotov para incendiarlo con pasajeros dentro; provocando lesiones severas a una mujer y a su bebé que llevaba en brazos, de ocho meses de nacido.

El niño, Tadeo, murió horas después y su madre se bate entre la vida y la muerte producto de las quemaduras que sufrió en el 98 por ciento de su cuerpo.

Tadeo dejó de vivir porque camino a su casa en los brazos de su madre, en un camión urbano, un grupo de salvajes le prendieron fuego al automotor y las heridas que tuvo, le provocaron la muerte.

Los gobernantes deben entender que sus acciones y omisiones pueden traer bienestar a mucha gente, pero también la desgracia por su ineptitud e irresponsabilidad.

¿De verdad el cartel delincuencial que azota Jalisco creció de la nada?

¿De verdad, con todos los recursos financieros y humanos, y de inteligencia con los que cuenta el estado no han podido detener esta organización criminal que escaló a niveles inimaginables y se ha convertido en la organización más fuerte del país, y lo peor, que ahora ataca inocentes?

No se necesita ser especialista para poder deducir que el crecimiento de esta organización criminalidad fue al amparo o ineptitud de los gobiernos municipales, estatal y federal.

No basta con lamentarse, o advertir el crecimiento de la violencia por pugnas internas de los grupos delincuenciales, la obligación de las autoridades es garantizar la seguridad de los ciudadanos; y si no pueden, pues es simple, que se vayan.

No conocía a Tadeo, pero me causa enorme pesar, porque ese pequeño es el reflejo de  mis hijos o los hijos de algún jalisciense; el que un bebé de ocho meses haya muerto en manos de salvajes, genera rabia e impotencia; mientras las autoridades, solo observan como se consume nuestro estado en las llamas de la violencia.

Asesor del PAN en el Congreso deJalisco

@CesarIniguezG

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