PERSPECTIVA21/Verónica Juárez Piña
México nunca ha tenido un auténtico Gobierno de Coalición. Lamentablemente, nuestro sistema presidencial ha empujado a administraciones particularistas, incapaces de trascender sus siglas partidistas y sin un proyecto definido. La política es el arte de encontrar acuerdos entre distintos, y los gobiernos de coalición buscan institucionalizar precisamente eso: la cooperación como la única vía para transformar el país.
Por ello, un verdadero Gobierno de Coalición se articula con la inclusión de gente que piensa distinto y encuentra en la pluralidad, no una debilidad, sino una fortaleza.
Estas son las razones que nos llaman a implementar un Gobierno de Coalición para México.
Algunas son coyunturales y otras son permanentes, pero cada una tiene su peso específico y definirá la eficacia o inoperancia de cualquier Gobierno.
Uno, México necesita un Gobierno para todas y todos. A diferencia de lo que propone el PRI y Morena, nosotros entendemos que no podremos superar los problemas que tenemos como país, si antes no nos reconocemos en toda nuestra diversidad.
¿Qué significa eso? No un mero discurso, sino la capacidad para incluir a todas y a todos, sean de izquierda o de derecha, liberales o conservadores, del sur o del norte.
México necesita un Gobierno para todas y todos. Sin eso, seguiremos profundizando la división y la segregación.
Dos, los países más exitosos del mundo tienen Gobierno de Coalición. Alemania es un ejemplo.
Los demócratas cristianos y los socialdemócratas han acordado grandes coaliciones con el objetivo de enfrentar temas tan espinosos como el terrorismo, los salarios, la violencia, la migración. Y es que un Gobierno de coalición es también un capital político que respaldan millones de personas. Entre unos y otros, representan a seis de cada 10 electores alemanes. Casos similares podemos ver en Portugal o en los países escandinavos.
Tres, México necesita un Gobierno que se articule sobre la base de propuestas y no como un juego de sillas.
Se acabó esa dinámica en donde el Presidente decide todo y los gobiernos son unipersonales. Las coaliciones obligan a incluir y cooperar. Obligan, también, a escuchar.
Un Gobierno de Coalición exitoso es aquél que abre puertas y ventanas en un gobierno, que es capaz de oxigenar la toma de decisiones. Las administraciones monocolor están perdiendo fuelle en todo el mundo.
Y, por último, la fragmentación obliga a entendernos entre diferentes. Es altamente probable que en el próximo Congreso haya nueve fuerzas políticas representadas, más el número de independientes que alcancen a llegar al Congreso de la Unión.
El Gobierno de coalición es un mecanismo para hacer más eficaz la relación entre ambos poderes y permitir que avancen los cambios legislativos que necesita el país.
En conclusión, el Gobierno de Coalición no es un invento que nos sacamos algunos de la manga, sino una forma de dotar de eficiencia a las administraciones y que no sean el botín de algunos por seis años.
Los gobiernos tienen que trascender de una visión personalista a una visión de proyecto. Sólo así, tendremos una política más representativa y más respetada por las y los ciudadanos.
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