Las 3 cimas de la hipocresía en el Día de la Mujer

GarciaPimentelA LAS COSAS POR SU NOMBRE/Francisco García Pimentel

Mientras la corriente moderna nos invita a abandonar los gestos de amabilidad esenciales, por considerarlos micromachismos (abrir la puerta, ceder el paso, jalar la silla, regalar flores), no deja de llamar la atención que las mismas elites autoproclamadas progresistas sean también cómplices promotores (o por lo menos, silenciosos) de algunas prácticas sociales que no tienen nada de “micro” y que no deberían existir ya en el siglo XXI. No deberían existir en ningún siglo posible.

  1. PORNOGRAFÍA.

Recientemente la legislatura de Texas ignoró una propuesta para el control de armas, y en cambio instituyó un control de la pornografía. El presidente Trump, el Primer Ministro Inglés David Cameron y distintos políticos han puesto este tema en la mesa, y pronto han sido vituperados por ser tan medievales, religiosos, ridículos y pudorosos.

Sin embargo, más y más evidencias se apilan para que investigadores alrededor del mundo levanten la voz en contra de la pornografía. Es precisamente el debilitamiento del argumento religioso lo que ha permitido el paso a la verdad y el sentido común. Lo que se solía celebrar como una muestra de libertad de expresión, libertad sexual y modernidad es en realidad una red de tráfico sexual, promoción de misoginia y pederastia. En muchos casos, es la principal (si no la única) educación sexual para niños a partir de los 9 años.

Algunos números reales:

Se estima que existen 20 millones de personas víctimas de trata (en su mayoría mujeres, menores de edad) en este momento. Esto equivale a la población Suecia, Austria y Dinamarca combinadas. El 90% de esta trata es sexual; el resto laboral o de otro tipo.

Según una encuesta reciente, el 49% de las “actrices” porno afirman haber sido obligadas a cometer actos en contra de su voluntad; y el 47% dicen haber sido lastimadas físicamente. Esto en cualquier libro se conoce como violación, y en los libros de historia se le llama esclavitud. En la inmensa mayoría de la pornografía disponible, la mujer es dominada físicamente, es abusada por uno o varios hombres y humillada en distintas maneras.

¿En qué momento disfrutar de una violación se considera un derecho, y por qué hay tantos que siguen defendiéndola? Existen gigantescos negocios que depredan la debilidad humana, y este es uno de los más grandes.

  1. EDUCACIÓN.

Actualmente, según datos de la Unesco, 300 millones de niñas en el mundo no tendrán acceso a educación. Tres cuartas partes de todos los analfabetas en el planeta son mujeres. En México es un problema real y grave, sobre todo en entornos rurales en donde se privilegia la educación de os hombres, y a las niñas se les mantiene en casa.

La falta de educación se traduce en una limitación severa en las opciones de vida, y en una reducción sustancial de la libertad personal. Entre otras cosas, las estadísticas nos indican que las mujeres con acceso a educación tienen menor incidencia de muerte en el parto, alimentan mejor a sus hijos, acceden a mejores trabajos, retrasan la edad de matrimonio y primer embarazo, disminuyen la brecha salarial, acceden a mejores puestos de trabajo, tienen menor riesgo de trata o prostitución y adquieren poder en la elección de pareja.

Insisto; no se trata solo de falta de escuelas. Aunque éste sí es un factor, la mayoría de las veces la falta de acceso a la educación se debe, sencillamente, a que las familias privilegian la educación de sus hijos varones sobre la de sus hijas.

  1. VIOLENCIA.

82% de los asesinatos de mujeres en el mundo son cometidos por sus parejas sentimentales o sus propios familiares, conforme al estudio de Human Rights Watch. La violencia física, psicológica, económica, social y emocional en contra de las mujeres es una verdadera epidemia, y afecta directamente sus derechos fundamentales más básicos: la vida y la libertad. La desvalorización de la mujer en distintas partes de mundo ha empujado a modernos genocidios en China e India, en donde millones de mujeres son asesinadas antes de nacer, o abandonadas después.

Son estos tres derechos: vida, libertad y educación, la base de todo lo que pueda venir después en materia de igualdad laboral y social, y que en este mes la ONU reconoce como un tema fundamental.

Preguntas que he escuchado ¿Debe una mujer quedarse en casa o trabajar? ¿Debe tener un hijo, tres hijos, o ningún hijo? ¿Debe de ser directora, o política o científica? La respuesta a todas preguntas es sencilla, porque las tres preguntas son absurdas. Lo que deben tener es primero, educación; segundo; libertad; tercero responsabilidad y apoyo social.

Vida, educación y libertad.

Para las mujeres: seguir su camino con pie firme, que mucho falta aún. Y para nosotros, hombres; dejar de juzgar y dejar de violentar. No hay mayor espejo de la hipocresía que un hombre que se dice feminista y paga por la esclavitud de miles. Para todos: hacer visible lo invisible y reconocer a la mujer en toda su riqueza; iguales en lo esencial; pero con características propias. Negar lo que son nunca ha sido libertad, sino sometimiento.

Me han dicho que no se felicita en el día de la mujer. Yo pido perdón por adelantado, y las felicito de corazón, porque los avances en la lucha han sido mayúsculos, aunque falte tanto. Saquemos la champaña y brindemos porque la voluntad no cese, y porque el mundo abra los ojos a lo que ya es absolutamente evidente para millones; que no hay dos bandos en esta lucha, sino uno solo; el de la humanidad entera.

Director general de DiezLetras Comunica

@franciscogpr

Deja una respuesta

Tu email nunca se publicará.