Pragmatismo e intolerancia

VerónicaJuárez

PERSPECTIVA21/Verónica Juárez Piña

Las últimas semanas han estado cargadas de dos componentes en la agenda de AMLO, intolerancia y pragmatismo. La primera ya la conocíamos desde hace tiempo, su talante ha sido la de flotar por encima de lo que a su juicio es el lodazal de la política.

Primero con la ya conocida receta de la mafia del poder, en donde nadie vinculado a este grupo tenía cabida en su proyecto político porque estaba manchado por la corrupción, intereses y presiones de una élite que había gobernado al país a diestra y siniestra.

Durante mucho tiempo fue consecuente de no abrirle espacio a quienes disfrutaban de un régimen de beneficios a espaldas de la ciudadanía.

Estás conmigo o estás contra mí, o, peor aún, en contra del pueblo mexicano. Mucho se le criticó por ser incapaz de abrir el espacio político a voces distintas y heterogéneas a la suya.

Sobre el pragmatismo, lo de hoy es exagerado, lejos están aquellos días en donde Andrés Manuel tomaba distancia de quienes él consideraba no estaban a la altura de miras del proyecto que encabezaba.

Fue incluyendo a empresarios a los que descalificó y lo descalificaron por igual, todo bajo el argumento de que al acercarse a la morada del eterno candidato serían liberados de culpas.

No importa que sean ex foxistas, calderonistas, o como su reciente adquisición el priista y ex gobernador por Michoacán Fausto Vallejo, quien ha sido señalado por desvío de recursos público, corrupción y nexos con el crimen organizado, al fin ya han sido “purificados y perdonados” por López Obrador.

El pragmatismo se ha instaurado en su nuevo formato rumbo al 2018, desvergüenza pura.

Lo escribió Silva- Herzog Márquez, si hay un político que aspira a la silla en el 2018 sin escrúpulos, ni criterio ético para entablar alianza, ese es el candidato de Morena. Su política no es nueva, la conocemos como priismo. López Obrador ha vuelto a sus orígenes.

Como era de esperarse el verdadero AMLO salió a relucir nuevamente, ese que descalifica y pone en tela de juicio los valores democráticos como la libertad de expresión.

El tono nuevamente intolerante deja ver que el pragmatismo es pura fachada, sigue siendo el político de siempre, ese que lo mueve más la ambición del poder personal que el de una nación.

Para transformar al régimen se necesitan nuevas ideas, no pragmatismos burdos que aseguren huesos a quienes en algún momento fueron escoria de su desprecio.

Consejera nacional del PRD

@juarezvero

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