¿Los Millennials votan? Sí, pero no por ti

GarciaPimentel

A LAS COSAS POR SU NOMBRE/Francisco García Pimentel

Un candidato toca la guitarrita. Otro habla con buques rusos. El de más allá hace planas de verbos. Chistes, memes, bromas y videos mal actuados. Me imagino que en la junta de comunicación, un adusto grupo de “expertos” que seguro pintan canas, se devanan los sesos pensando cómo comunicarse con este extraño grupo de seres infrahumanos y aparentemente descerebrados llamados millennials.

Es verdad que los millennials pasamos algo de tiempo en internet, y que compartimos memes y chistes. Para bien o para mal, también somos casi el 50% del padrón electoral.

Hoy tenemos entre 18 y 38 años y representamos una fuerza laboral y económica sin precedentes. Cada uno lucha su lucha en un mundo que nos ha prometido mucho y entregado poco. Según recientes encuestas, la mayoría de los millennials quiere votar, pero no sabe por quién hacerlo.

No por apatía. No por flojera, ignorancia o rebeldía, sino porque ningún candidato ha podido convencer a una generación cansada y exigente.

El hecho de nos traten como pequeños mocosos que hay que entretener, tampoco ayuda. Las redes son un entorno de información breve y rápida, pero en el caso de los políticos, información al fin.

Quizás, en un segundo término, inspiración y actitud. Pero nadie, absolutamente nadie, sigue a Anaya, Meade o López Obrador por diversión. ¡Qué triste mundo sería!

Actualmente vivimos en una abismal laguna de comunicación, en que los partidos han abandonado toda intención de campaña útil, inteligente o transformadora en una guerra de rating indigna de sabadazo. La inmediatez de los likes ha destruido la eficacia del mensaje.

Están peleando una guerra que no pueden ganar, y en el camino dejando la decisión de 2018 al arbitrio del estómago y el azar.

Este año, como ningún otro hasta ahora, las encuestas serán disparatadas e inútiles. Los candidatos pasarán del primero al último lugar, y de vuelta, entre el martes y el jueves.

Esto no es culpa de la inconstancia de los millennials, sino de la inmadurez de las campañas. Están dispuestos a cualquier cosa por ganar un retweet, pero esos retweets les costarán mucho más caro de lo que creen.

Y nosotros también.

No hay que confundir las cosas. Un candidato atractivo con carácter y una plataforma novedosa e inspiradora siguen siendo esenciales, y las redes hoy son el medio más relevante en lo que a intención de voto se refiere.

Una comunicación empática es fundamental, pero la empatía tiene que ver con escuchar y entender a tu público, no con reducirlo a un estereotipo absurdo y escupir chistes. Y ni siquiera buenos chistes.

Es surreal, porque el ring es el equivocado. ¿Quién ganaría una partida de ajedrez; Ronaldo o Messi? ¿Quién ganaría un concurso de matemáticas; el Canelo o Chávez Jr? ¿Quién ganaría un torneo de ping-pong; el Papa Francisco o Donald Trump? Todas son preguntas absurdas, porque el entorno no refleja ni la realidad, ni la experiencia, ni la relevancia ni la personalidad de estos sujetos.

Exactamente esto es lo que nos preguntamos cuando dudamos cada mañana ante el feed de twitter ¿Quién hace mejores payasadas; Pepe, Ricardo o Andrés?

El ejercicio no es solo inútil, sino peligroso. Se encuentran al mando en un barco que no manejan, en medio de una tormenta que no conocen, a través de una crisis de credibilidad y confianza  de tamaño monumental. Y la fecha se acerca, el tiempo se acaba, y seguimos con el show de entretenimiento más deprimente de la historia.

Lo he dicho y lo repito. Los millennials no responden a la autoridad impuesta, ni al formalismo antiguo, ni a la condescendencia que abunda. Los millennials responden bien, en cambio, a los retos y a las causas.

¿Cambiar a México? Claro. ¿Acabar con la corrupción? Desde luego. ¿Unirse a un partido, movimiento o líder? ¿Tachar una boleta? Por supuesto, siempre que la causa sea verdadera y cercana. Queremos comprometernos,  pero mientras nos sigan tratando como babosos, la moneda sigue en el aire.

Y no, no queremos torta. Gracias.

El autor es abogado y master en política global. Autor de El Reto Millennial y otros títulos.

@franciscogpr

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