La simulación

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DIVISADERO/Eduardo González

A no dudar, una de las prácticas y discursos de la clase política que mayor daño le hacen a nuestra sociedad es la simulación.

El doble discurso. La presunción de inocencia frente a procesos políticos donde los actores se victimizan a sabiendas de no tener la razón.

La clase política en su conjunto abraza la simulación como forma de gobernar, y suele estirar la liga hasta el límite de lo posible o más allá.

El último caso que tuvimos en Jalisco es el del fiscal anticorrupción. La telenovela del año pasado transitó hasta inicios de este.

El culebrón tuvo varios momentos cumbres: la fallida primera terna enviada por el gobernador, Aristóteles Sandoval; las omisiones del Comité de Participación Social del Sistema Estatal Anticorrupción al momento de revisar a conciencia las características e intereses particulares de los participantes en ocupar la fiscalía de nueva creación; la simulación de Gabriel Valencia al solicitar un amparo, del que se desistió esta semana, por no haber sido considerado como candidato, sabiendo que por su militancia emecista y el cargo de diputado de su hermano, Augusto, le impedían acceder a la fiscalía.

Pero vamos más allá. Es preocupante que la fiscalía anticorrupción nazca a trompicones, fue un parto. A querer o no, luego de todo el proceso su credibilidad se encuentra bajo los reflectores. Lo delicado de ello es que se supone que combatirá los actos de corrupción, y en su origen se presentaron varios nubarrones que empañaron su nacimiento.

Lo mejor al final del día, es que las piezas ya están colocadas y solo falta su adecuado accionar. Se instaló el Comité Coordinador del Sistema Estatal Anticorrupción con representantes de la Auditoría Superior del Estado, la Contraloría, el Consejo de la Judicatura, el Comité de Participación Social, el Instituto de Transparencia, Información Pública y Protección de Datos Personales, así como del Tribunal de Justicia Administrativa.

Es cuestión de tiempo para que el Congreso tomé protesta a Gerardo de la Cruz Tovar como fiscal anticorrupción en cuanto presente los exámenes de control y confianza.

Desde luego, no será una fiscalía o un andamiaje legal y burocrático quien termine con las prácticas de corrupción de la sociedad. La corrupción es una práctica que debe desaparecer por consentimiento propio de los ciudadanos

Profesor investigador del Tec de Monterrey

@contodoytriques

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