Inseguridad, responsabilidad de nadie, mal de todos

iñiguezTRIBUNA/César Iñiguez

Comenzando el año 2016, en enero, atorado y estacionado en el tráfico de las obras de Ávila Camacho, llevaba los vidrios abajo de mi carro y un sujeto metió la mano de manera violenta por la ventana y me arrebató mi celular, se fue corriendo en sentido contrario a la avenida; con la impresión, bajé y comencé a correr tras el ladrón, a quien esperaba otro sujeto en una motocicleta por el carril contrario, y a toda velocidad, escaparon.

A los dos meses, en el centro de Tlaquepaque, deje estacionado mi carro en la calle, en pleno centro en un restaurante, por ir a una reunión alrededor de las nueve de la noche, duré casi una hora y al regresar, ya no tenía espejos retrovisores.

Al mes, una de mis vecinas regresó un sábado angustiada a su casa, porque un sujeto que corrió, de un jalón, le arrebató la bolsa y la cadena de joyería que traía en el cuello.

Escribía hace un par de días, que los delitos dolosos y violentos estaban superando los delitos simples y no violentos.

En el 2017, fue el primer año, de los últimos 20, en Jalisco y obviamente en Guadalajara que los robos de autos a mano armada superaron a los robos de los carros estacionados no violentos; y los robos a personas y negocios se incrementaron 200 por ciento.

Estos delitos se presentaron en Jalisco y en gran porcentaje y proporción en Guadalajara; por un lado tenemos un ex fiscal general del estado, que está emprecamoañado por la alcaldía tapatía, con números realmente desastrosos en materia de seguridad, mientras que el alcalde tapatío con licencia, anda en gira por el estado luego de abandonar su cargo con muy malas cuentas en seguridad, y el colmo, dice que en estos días un comando armado, que señala como policías, lo veían en una carretera regional con cara amenazante e intimidatoria.

Este suceso refuerza la tesis de la encuesta de percepción de inseguridad que realiza mensualmente el INEGI que señala que el 85 por ciento de la población nos sentimos vulnerables en nuestra integridad física y patrimonio.

Sí a los que aspiran a ser gobernantes, que dejaron el cargo y la responsabilidad que tenían de brindar seguridad a la ciudadanía les pasa lo que les pasa, ahora imagine usted, amable lector, ¿qué no nos pasará a nosotros los mortales y simples ciudadanos?

Los gobernantes, que tenían responsabilidades de seguridad, las dejaron para irse de precampaña y ahora, la padecen igual que uno.

¿Quien es el responsable de la seguridad entonces? Hay unos que pertinentemente denuncian que padecen la criminalidad lejos de la demarcación que tenían como responsabilidad, pero los que eran sus gobernados la sufren igual o peor.

Sencillo fue renunciar a su obligación de brindar seguridad no solo a ellos, sino a la sociedad.

¿Con qué cara entonces van a buscar otro cargo, si la obligación básica no la cumplieron en su nivel mínimo?

Pobres de nosotros, tan lejos de la seguridad y tan cerca de quienes debiendo brindarla, la abandonaron para empeorarla para todos, incluyéndose.

Asesor legislativo en Congreso de Jalisco

@CesarIniguezG

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