Una final de bostezo

Rulas2

CON CHANFLE/Raúl de la Cruz

Bastante se divulgó previo al partido entre Tigres y Monterrey su carácter histórico porque sería la primera ocasión que una final se jugaría con dos equipos de una misma ciudad fuera de la capital de México. Falso.

Sin embargo, lo más relevante y que adquiere carácter de histórico fue que por primera vez se juega una gran final mexicana con tan sólo siete futbolistas nacionales de un total de los 22 que jugaron la final de ida, son producto nacional: Hugo González  y Jonathan González, de parte de Rayados; Hugo Ayala, Luis Rodríguez, Jorge Torres Nilo, Jesús Dueñas y Javier Aquino en los Felinos.

Un reflejo de lo que es hoy en día el futbol nacional: un paraíso para los foráneos y un lugar donde escasean las oportunidades para los de casa.

Si bien el futbol que ha generado tanto Monterrey como Tigres ha deleitado a más de uno por su espectacularidad, hay un tema que fue contundente en esta Liguilla del futbol mexicano.

Entre los dos contendientes al título, Rayados y felinos, consiguieron una cuota de 17 goles en la fiesta grande del Apertura 2017, una cifra que arroja el poder ofensivo de ambos cuadros.

No obstante, de esas 17 anotaciones, ninguno fue realizo por un jugador mexicano. Y es que, si revisamos el once inicial de Antonio Mohamed  y Ricardo Ferretti en estas instancias, la cifra es contundente; fueron 16 extranjeros por tan solo seis jugadores nacionales.

Por parte de Tigres, son cinco los futbolistas aztecas en el cuadro titular (Hugo Ayala,  “Chaka” Rodríguez, Torres Nilo, Jesús Dueñas y Javier Aquino).

En su caso, Monterrey solo aportó uno Hugo González, porque Jonathan González es pocho. Por todo lo anterior se podría pensar en un partido plagado de espectacularidad con frecuentes llegadas a los arcos pero no fue así, como dicen, los argentinos, Monterrey fue mezquino y Tigres propuso pero no tuvo puntería, incluso en ciertos lapsos del encuentro las acciones fueron de bostezo.

El gol de los Rayados fue un infantil error del argentino Nahuel y el tanto de los felinos fue un penalti burlón de Enner Valencia.

Por lo demás, un poste de los locales y nada más para tantas expectativas y para la legión extranjera en la cancha.

Por el otro lado, es totalmente falso que en Monterrey por primera vez se jugué una gran final por dos equipos de la misma ciudad.

Hace poco en la división de ascenso Tecos y Leones Negros participaron en un partido definitivo en la zona metropolitana de Guadalajara, por supuesto que la CDMX tiene hegemonía en ese sentido con siete.

Comentarista deportivo y Secretario de Comunicación del STAUDG

@rulasdelacruz

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