Paridad Electoral, ¿condenada al fracaso?

RocíoMorgan

EFECTO AKRASIA/Rocío Morgan

Ahora que la autoridad electoral dictó los lineamientos que los partidos políticos deberán seguir para aplicar la paridad electoral en la selección de sus candidatos y candidatas a todos los puestos de elección popular, se hace necesario reflexionar sobre lo que esto implica y los problemas a que se enfrentaran al interior de cada instituto político, porque habremos de reconocer que, sin soslayar el importante paso que se ha dado legal y electoralmente para alcanzar estadíos de paridad e igualdad entre hombres y mujeres, esto no deja de representar una serie de problemas prácticos, que por su carácter inédito no permite que apliquemos fórmulas tradicionales ni siquiera que apliquemos modelos de otras experiencias internacionales.

El origen de estas políticas, tiene que ver con las llamadas “acciones afirmativas”. Los primeros intentos, las “cuotas de género”, fueron implementados como un mecanismo utilizado para aumentar la participación de las mujeres en la política y las posiciones de poder.

Como señala Erika Brockmann, “las cuotas se fundan en un principio de que ‘ante realidades desiguales, se demanda y se necesita implementar medidas desiguales”. Con los años, las cuotas de género se han vuelto cada vez más populares como medio de promover la representación igualitaria de las mujeres en la política. En varios países existen en diversas versiones, desde cuotas voluntarias hasta leyes de cuotas oficiales que están actualmente en vigor en muchos sistemas parlamentarios[1], como el nuestro.

Según la organización I know politics, “La implementación de cuotas de género es un proceso largo y difícil.

Aunque toma mucho esfuerzo y paciencia adoptar leyes de paridad, traducir estas leyes a la realidad es aún más dificultoso y —en diversos grados— ha resultado infructuoso.

Un sorprendente ejemplo de fracaso de la legislación de paridad es Francia, donde —aescala nacional— los partidos optan sistemáticamente por pagar la multa impuesta en lugarde dar candidaturas 50-50 a hombres y mujeres.

Cuando observamos el caso exitoso de Argentina, por ejemplo, incumplir la cuota del 30% trae como resultado la desaprobación de la lista: una sanción mucho más fuerte que una multa, parece haber sido más exitosa [2].

Esta medida también ha sido adoptada por México, ya que el INE obliga a los partidos a presentar listas que atiendan a la cuota (en este caso, será a la paridad, 50-50 para cada género)

Para algunos países y partidos que han tenido que implementar estos mecanismos de paridad, les resulta más fácil dejarse vencer por el Efecto Akrasia, ese estado en el cual pensamos que uno “debiera” hacer algo sin hacerlo, aunque signifique algo beneficioso para la colectividad e incluso para uno mismo.

De ahí que estos primeros esfuerzos por alcanzar la paridad salgan lo mejor posible, poniendo ánimo, voluntad y una buena dosis de inteligencia para la construcción de acuerdos que permitan que el resultado deje bien parados a los partidos y al país mismo, pues aunque no lo tengamos presente, los ojos de la comunidad internacional y de la ONU (principal organismo que impulsa estas políticas), están puestos en estos ejercicios hacia la paridad que se llevan a cabo en México.

La paridad electoral supone uno de los mayores retos de la democracia mexicana frente a los ojos del mundo.

Pero también constituye un reto doméstico, para probar la madurez del sistema de partidos. De ahí que cada partido tendría que estar interesado en hacer un buen ejercicio interno para conseguir listas de candidatos y candidatas sólidas, consensuadas, plurales, integradas por sus mujeres y hombres mejor preparados, en beneficio de la consolidación de la democracia.

[1] http://iknowpolitics.org/sites/default/files/respuesta_consolidada-paridad-final_0.pdf

[2] Idem

Secretaria Estatal de Comunicación del PAN Jalisco

@RoMorgan_F

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