Paridad horizontal: una gota en el mar

CESAR-NUEVA

RESTAURACIÓN/César Ruvalcaba

En un espiral de fé desbordada, muchos políticos y opinadores profesionales de Jalisco aseguran que, con las leyes de paridad horizontal y sus lineamientos de implementación recién aprobados por la autoridad electoral local para el 2018, “ahora sí” desaparecerá de una vez por todas la masculinización de la política y una nueva era de igualdad entre hombres y mujeres reinará (lo dicen con otras palabra pero la idea es esa).

Leyes de paridad que algunos aplauden y celebran mientras otros siguen considerándolas un error histórico que deja al pobre e indefenso homus politicus (macho de la grilla) en franca desventaja y vulnerabilidad de sus más elementales derechos.

Entre tan alta expectativa de que la ley pueda transformar de un plumazo una lamentable pero histórica realidad de desigualdades y abusos a la mujer, algo no me sonaba bien, no me cuadraba tanta algarabía.

Luego, tuve la oportunidad de conversar con algunos amigos y amigas relacionados con la vida política de Jalisco y confirmé mis tribulaciones: “La igualdad entre el hombre y la mujer es una realidad”, “Las leyes de paridad de género provocarán que el hombre pierda oportunidades en la política”, “La llegada de mujeres al Congreso está rompiendo estereotipos, los roles de género están cambiando”.

En verdad me preocupó su ingenuidad convencida y pletórica de fé. Incluso llegué a pensar que ellos sabían algo que yo no, o que me había vuelto un pesimista antropológico consumado –cosa que tiene algo de cierto- y no estaba observando el asunto con la correcta perspectiva.

Acto seguido, me puse a revisar los indicadores y los estudios más recientes sobre la brecha de desigualdad de género y relativos.

Aunque mi sentido común me decía que la cosa no iba viento en popa en cuestión de igualdad, quise desconfiar de mi percepción y atender a los fríos, imperturbables y simples números.

Y sí, las cosas no han cambiado mucho. Independientemente de análisis que encontré sobre la reproducción de estereotipos de género en el cine, en las series, en la cultura, en la educación o en las empresas que siguen marginando sistemáticamente a las mujeres y se encuentran lejos de la igualdad, hubo un estudio reciente que me preocupó de sobremanera:

“Según el WEF (World Economic Forum) “el avance hacía la paridad no solo se ha detenido, incluso el camino se ha revertido”.

En este análisis, expertos advierten que la igualdad salarial, por ejemplo, se retrasará 47 años para ser alcanzada en relación a lo que tenían presupuestado. Esto quiere decir que en 217 años, en el año 2234, se proyecta que esta igualdad pueda ser efectiva.

El estudio analiza 144 países en cuanto al acceso a educación, salud y participación en el escenario político, entre otros. Con los datos que presenta, se estima que en torno a los 100 años se podrá habla de paridad entre hombre y mujer.”

No cabe duda que las leyes de paridad en la participación política servirán y mucho. La experiencia de democracias como Islandia, Noruega o Suecia nos enseñan que es un buen camino.

Pero sería ingenuo suponer que es el único o que será inmediato. Sigue siendo necesario el activismo crítico y decidido de la sociedad para reivindicar el lugar histórico de la mujer.

La igualdad no se alcanzará esperando que transcurra el tiempo sino actuando para que suceda.

Bienvenida la paridad horizontal en las candidaturas pero estamos lejos de poder cantar victoria, es apenas una gota más en el mar de la desigualdad.

Investigador y Doctorando en Teoría Política. Universidad Autónoma de Madrid (UAM)

@Cesar_Ruvalcaba

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