Feminicemos el espacio público

VerónicaJuárez

PERSPECTIVA21/Verónica Juárez Piña

Lamentablemente, el espacio público sigue siendo un territorio amenazante para las mujeres.

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), una de cada tres mujeres-34.3%- ha sido presa de violencia sexual en el espacio público.

Ya sea en el transporte público, en las banquetas, en los parques, en las escuelas o donde sea, las mujeres se enfrentan a la posibilidad de que una actitud física o verbal les intimide.

Una cuarta parte de las mujeres fueron víctimas de violencia en la escuela, un espacio que debería servir para propiciar valores más igualitarios y, sin embargo, se convierten en reproductores de la misma violencia.

El acoso sexual callejero es una manifestación de sexismo, de violencia contra la mujer, una conducta masculina indeseada, a través de la cual los hombres ejercen poder, control en contra de las mujeres, no obstante, muchas personas minimiza el acoso sexual callejero como un mal poco lesivo e incluso se atreven a ridiculizar la denuncia de las víctimas.

El espacio público debería ser un espacio de derechos, derecho de acceso y circulación que expresan libertad pública, respeto, cooperación y ello implica, por supuesto, una noción de igualdad; sin embargo, es un espacio donde las mujeres todavía no tenemos plenas garantías.

El espacio público, en sociedades conservadoras como la jalisciense, suele ser visto como un monopolio del hombre.

Es decir, la vida pública es para el hombre, mientras que la vida privada está reservada para la mujer.

Uno trabaja y la otra cuida a la familia. Sin embargo, una versión masculina del mundo, donde los hombres son superiores e iguales, y las mujeres inferiores y diferentes, es obsoleta.

De acuerdo con todos los datos que han aparecido en los últimos años, la mujer comienza a tener una vida laboral más recurrente y, en las universidades, la población femenina ya superó a la masculina.

Sin embargo, el cambio demográfico no ha traído consigo simetría en el espacio público.

Feminizar el espacio público significa apostar por una vida en comunidad forjada entre iguales.

Una vida en comunidad en donde la mujer no tenga que sentir miedo por alguna actitud que viole su libertad sexual o alguna palabra que la hiera.

Y, para ello, es fundamental que empecemos a educar en el concepto de las “nuevas masculinidades”.

Éstas son una apuesta estructural y educativa de largo plazo, en donde los varones también entienden que hombre no es el que lanza un piropo o acosa a una mujer, sino que hombre es quien respeta a la mujer y le da su lugar en la vida pública y privada.

Es un cambio profundo que nos llevará muchos años, pero debemos comenzar ya.

También, las sanciones y el combate a la impunidad son dos herramientas fundamentales. En Jalisco se están aprobando nuevas sanciones que buscan proteger a la mujer en el espacio público.

A partir de ahora, el acoso será penalizado con multas o incluso con arresto administrativo, para los reincidentes.

Las sanciones deberían ser el último recurso, pero son inevitables cuando existen prácticas tan arraigadas que es difícil remover a corto y mediano plazo. Esperemos que generen los cambios deseados.

La violencia contra las mujeres en México es gravísima. Los datos de la propia ENDIREH arrojan como resultado que dos de cada tres mujeres son violentadas en la actualidad, ya sea emocionalmente, sexualmente o físicamente.

Mi apoyo y respaldo a una política integral que tenga como objetivo reducir la violencia contra las mujeres y construir espacios de igualdad y fraternidad.

Es un asunto complejo de atender, pero las sanciones son fundamentales para inhibir conductas que luego pueden convertirse en daños muy profundos como la violación o la violencia feminicida.

Secretaria de Gobierno y Enlace Legislativo del CEN-PRD

@juarezvero

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