El Cine Ermita de Tacubaya hacia la demolición

carlosviajeroREPORTES DE AQUÍ Y DE ALLÁ/Carlos Lázaro

Texto y fotografías. Carlos Lázaro.

¿Alguno de ustedes conoce el Cine Ermita en Tacubaya en la Ciudad de México? Si la respuesta es sí, se debe seguramente a que habrán visto ahí alguna película en su gran y hermosa sala. El punto es que todo parece indicar que como en película Cinema Paradiso, será próximamente demolido.

Antes de volver a este cine es menester mencionar que la historia de los barrios no solo está hecha de los eventos de los grandes personajes, ni solo se conforma por los grandes eventos que allí ocurren y marcan los libros de historia.

Los barrios vibran aun más por las pequeñas historias comunes que viven allí sus habitantes o quienes por allí discurren en la constante parábola de todos los días, un trabajo, una reunión en un café, una misa una fiesta o hasta un velorio.

Tacubaya es un lugar así, un barrio conformado de muchas historias y por lo mismo y por justicia cierta, uno de los Barrios Mágicos de la Ciudad de México.

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Quien estas líneas escribe ha discurrido a través de los años por Tacubaya, desde siempre y tan importante para mí como Mixcoac, mi otro barrio de referencia en el marco amplio y cultural de la capital, es un sitio al que guardo por tanto un amplio cariño, tanto, que creo que mi vida se entiende en mucho por el recorrer aquellas calles que vibran diferente con el paso de los años, el avance natural de la vida. No hacia el desencanto ni la nostalgia, sino hacia la sorpresa cierta de la que se viste como una luz todos los días.

Tacubaya como cualquier barrio de la inmensa urbe se entiende como un mosaico de múltiples piezas, un mosaico que solo andando a pie se puede reconocer de modo completo. Tacubaya tiene esos aires coloniales desde el antiguo Convento de San Diego al Convento de la Candelaria y las sobrevivientes capillas de San Juan Tlacateco y la Santísima Trinidad. Los barrios e iglesias de las colonias Escandón y San Miguel Chapultepec son también una extensión de la linda Tacubaya.

Una de las características más importantes de Tacubaya, es que además del “Centro” y “Reforma”, su emplazamiento siempre atractivo, atrajo también a familias adineradas a lo largo de los años y junto con ellos, los importantes encargos arquitectónicos particulares. De ahí la construcción de importantes hitos como la Casa Estudio de Luis Barragán, que luce nada más y nada menos su declaratoria como Patrimonio de la Humanidad ante la UNESCO y que nos revela además esa importancia de Tacubaya como escenario en la evolución de la arquitectura del siglo XX.

Otro par de hitos arquitectónicos, muy distintivos son los dos edificios construidos por el arquitecto Juan Segura, en las antiguas propiedades de la familia Mier y Celis. El muy hermoso y funcional edificio de usos mixtos y apartamentos estilo Art déco de 1930, llamado Edificio Isabel, pero sobre todo la gran mole inolvidable del Edificio Ermita, una de las más poderosas de la Ciudad de México.

Avanzando por Tacubaya sobre la anchurosa Avenida Revolución, justo a la mitad del camino entre los edificios de Juan Segura, el Edificio Ermita y el Isabel, se levantó en el año de 1950, durante la Edad de Oro del Cine Mexicano, un cine que conformaba parte de aquel barrio de Tacubaya que era concurrido con el exclusivo y muy legítimo y recreativo fin de ver el cine, me refiero al Cine Ermita, del cual guardo memorias de los cafés de chinos a los que acudíamos después de ver aquellas películas. Un deleite de momentos y memorias en el barrio.

El Cine Ermita, es una muy apreciable estructura del funcionalismo, sostenida a base de pilotis, y con notables y enormes ventanales que hacían la vez de atrio, terraza cubierta y espacio para la tienda de helados y palomitas, un espacio de felicidad que debemos al gran Arquitecto Juan Sordo Madaleno a quien se confirió el proyecto en aquel año de 1950.

Tenemos entre las obras de Juan Sordo Madaleno, algunas obras importantes que conforman parte de nuestros espacios más concurridos en la Ciudad de México, hay que nombrar obras como el Hotel María Isabel Sheraton (1962), a un costado del Ángel de la Independencia, la iglesia de San Ignacio en Polanco (1962) y que hoy en día establece un fantástico diálogo arquitectónico con la Plaza Moliere, obra de su hijo, Javier Sordo Madaleno.

También obra suya el gran Hotel Presidente en Polanco de (1977), los centros comerciales de Plaza Universidad y Plaza Satélite de (1971), el Palacio de Justicia en la colonia de los Doctores en (1964) así como el interesantísimo edificio, un hito casi deconstructivista en la avenida de las Palmas 555. Como pueden leer, el Cine Ermita, no es la obra de algún arquitecto menor o improvisado, sino de uno de los grandes constructores de la Ciudad de México.

El Cine Ermita, es, pues, para mí, un gran escenario de vida y del imaginario de la vida, y del que imagino tiene la misma significación para muchas personas, un relicario de risas, un reservorio de emociones.

Tal como en la historia del Cinema Paradiso, los legendarios cines de Tacubaya desaparecieron hace algunos años ya, víctimas de la era del video casete en los 90’s y la era de las películas por Internet a partir de la primera década de este siglo XXI. Cines como el Hipódromo y el Jalisco principalmente desaparecieron para ceder a otros usos.

Hace unas horas y bajo la lluvia me di a caminar por Tacubaya. Siempre una alegría. Siempre una emoción. Al pasar de largo por el Edificio Ermita, no dejé de cubrirme un poco de la pertinaz lluvia bajo las espaciosas marquesinas del edificio Ermita, luego seguí de largo hacia el Cine Ermita, observando que la cuadra casi completa ha sido cercada y de los establecimientos comerciales que allí había han sido demolidos. El muro provisional se extiende hacia el Cine por lo que el mensaje es que también será posiblemente demolido.

Si esto resulta cierto, es necesario enunciar la gran importancia de esta estructura arquitectónica y de su valor histórico para el barrio de Tacubaya y la Ciudad de México. Si bien el Cine Ermita no está recubierto de murales como el Polyforum Siqueiros, merece la pena el sacarlo de un contexto de destrucción o peritaje en el que muy seguramente fue clasificado como inservible cascarón arquitectónico.

Acaso este cine merece el mismo juicio que el Polyforum por su valor en la memoria, para rescatarlo del menosprecio como tantas obras arquitectónicas del siglo XX que hemos visto caer a manos de la especulación inmobiliaria y que por buena memoria no olvidamos, el tiempo nos dirá si alguien más hizo eco de este edificio o se unirá a la memoria de edificios ya desaparecidos como la casa de Francés Thor, obra de Juan O ‘Gorman a unos pasos de Reforma, los hipérboles paraboloides de Félix Candela para el Casino de la Selva, o incluso un edificio de apartamentos de Luis Barragán en la calle de Río Mississippi, en donde se construye un alto rascacielos, muy recientemente el hermoso conjunto del estilo internacional, que conformaba el Conjunto Manacar con su enorme sala de cine y su torre de oficinas, obra del arquitecto Enrique Carral.

Así como cientos de casas habitación de la época del Art Deco y el Neobarroco, que poco a poco van desapareciendo de nuestros espacios y nuestros barrios en la Ciudad de México, esperan la redención en la memoria y una comprometida figura legal que impida de la destrucción de lo que todavía nos queda.

Vida larga a la arquitectura valiosa del siglo XX y a nuestro patrimonio cultural.

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