Elecciones en Brasil

 

DIVISADERO

Eduardo González Velázquez

 

El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT), ganó las elecciones de ayer en Brasil, aunque al no hacerlo con 51 por ciento de la votación deberá ir a la segunda vuelta el 30 de octubre contra Jair Bolsonaro, del Partido Liberal.

Según las cifras del Tribunal Superior Electoral (TSE), Lula tendrían 48.42 por ciento de sufragios (57 millones 217 mil 853), por 43.21 por ciento de Bolsonaro (51 millones 62 mil 317).

De los 156 millones de brasileños que estaban llamados a las urnas, fueron a depositar su voto cerca de 79%. Este resultado es el más estrecho desde el 2006, cuando Lula le sacó 6.9 por ciento de ventaja a Geraldo Alckmin.

Aunque el candidato del PT reconozca que nunca ha triunfado en la primera vuelta, y que Bolsonaro es el primer presidente brasileño en pasar a la segunda vuelta con menos votos que su oponente, no cabe duda de que, pasar a una segunda vuelta no estaba en los pronósticos de Lula, ni en el de las encuestadoras que hoy por hoy volvieron a fallar en sus predicciones.

Esto muestra en todo caso, la profunda polarización que existe en Brasil y que no es ajena a situaciones similares vividas en estos momentos en varios países latinoamericanos.

La brecha que se abre cada vez más en la sociedad brasileña queda de manifiesto en las mismas propuestas de Lula y Bolsonaro.

Mientras el exlíder metalúrgico propone un plan para aumentar los impuestos a los ricos a fin de ampliar los servicios para las personas pobres, incluido un aumento al salario mínimo y alimento y vivienda para más personas; así como la promesa de erradicar la minería y la tala ilegales.

El presidente Bolsonaro insiste en proteger las tradiciones conservadoras de Brasil manifiestas en su lema de campaña “Dios, familia, patria y libertad”, en ese sentido promete luchar contra la legalización de las drogas y el aborto, los derechos de las personas transgénero y las restricciones a la libertad de religión y de expresión, además de aumentar aún más el acceso a las armas de fuego, e insistir en vender la compañía petrolera PETROBRAS y facilitar la explotación minera en la selva amazónica y seguir reduciendo las regulaciones de la industria.

Es evidente que el Partido Liberal salió muy bien librado de la jornada, más allá del segundo lugar de Bolsonaro, el PL obtuvo grandes victorias lo que demuestra que el apoyo al proyecto derechista no se ha derrumbado y recibe el reconocimiento no solo de un sector de la oligarquía y clases medias, sino también de segmentos populares.

En primera vuelta ganaron 14 o 15 de los 27 escaños del Senado en disputa, unas cien diputaciones y varias gubernaturas. La mayoría parlamentaria será conservadora, lo que pondría en dificultades a un hipotético futuro gobierno de Lula.

En lo que corresponde a los estados, 11 de los 27 estarán en manos conservadoras y tres en las del PT. El resto se disputará en segunda vuelta.

Sin duda, al final el ganador fue el llamado “voto avergonzado”, es decir, el de closet, aquellos que no declararon su verdadera intención de voto a las empresas encuestadoras, algo similar a lo sucedido en la elección presidencial de Estados Unidos cuando se enfrentó Donald Trump a Hilary Clinton.

Veremos pues, de qué lado se decantan los votantes el 30 de octubre. Será el Movimiento Democrático Brasileño y el Partido Democrático Laborista, principalmente quienes se conviertan en los fieles de la balanza.

La moneda sigue en el aire.

Profesor del Tec de Monterrey.

@contodoytriques

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