La religión racista y sadomasoquista que creó Salvador Dalí en los años 30

De acuerdo con una carta encontrada recientemente, Salvador Dalí consideró crear una religión racista y sadomasoquista a mediados de la década de los 30.

La religión siempre fue un tema de interés para Salvador Dalí. A diferencia de otros artistas surrealistas de la época –que se aceptaban deístas casi por definición–, el español nunca temió asumirse como católico e incluso abordar su fe en sus acciones, palabras y obra.

Ahí están como ejemplo los cuadros ‘La tentación de San Antonio’, de 1946; ‘El Cristo de San Juan de la Cruz’, de 1951; ‘El Sacramento de la Cena’, de 1955 y ‘Virgen de Guadalupe’ de 1959, por solo mencionar algunos.

Sin embargo, parece que Dalí no solo estaba decidido a exaltar su credo; también intentó formar un dogma propio. Según una carta enviada al escritor André Breton en 1935 –15 años antes de su declaración como “místico”– el maestro del surrealismo confesó estar interesado en formar una religión “esencialmente anticristiana y materialista”, donde se esclavizara a todas las razas de color y se practicara el sadomasoquismo.

La misiva, encontrada en un archivo de la Biblioteca Nacional de Cataluña y publicada recientemente por el diario El País, desvela una de las ideas más oscuras de quien es considerado un genio del arte.

El origen de un nuevo credo anticristiano y materialista

A mediados de la década de los treinta, mientras el movimiento surrealista atravesaba por un periodo de confirmación de ideales ante el surgimiento del fascismo en Europa, Dalí propuso a Bretón –líder de la ola artística– la fundación de una religión que jugara un papel importante en la sociedad.

“Yo creo cada vez más que los surrealistas al final nos estamos convirtiendo en curas. Es una idea que ronda desde hace ya mucho tiempo, hasta tal punto que tengo entre mis proyectos urgentes el de inventar una religión, puesto que no hay curas sin religión”, explicó el español en el documento histórico. “Una religión esencialmente anticristiana y materialista basada en el progreso de las ciencias particulares”.

En su larga carta, Dalí establece que su “nueva religión” será “física en lo moral, episcológica en lo ceremonial, biológica en los mitos y en lo social y fanática en lo racional-materialista; dialéctica en lo irracional, delirante y hitleriana en la afectividad, científica en los dogmas”. Además, incluyó ideas que no solo iban en contra de los principios del surrealismo, también atentaban contra lo racional y lo humano.

La religión racista y sadomasoquista que intentó crear Salvador Dalí
Una de ellas era el establecimiento de “nuevas jerarquías, más brutales y rigurosas que nunca” en donde recaerían “la crueldad y los cataclismos de la plenitud; la agresión, la aniquilación (y) sadismos ‘experimentales’” sobre los desafortunados.

Para entrar en la élite, las clases bajas se verían obligados a someterse a sacrificios lujuriosos y sádicos que garantizarían una posición mayor en la escala social. “El material de los sacrificios humanos será escogido a menudo entre las jerarquías expansivas e imaginativas, pues la lujuria de la angustia y, por tanto, del placer, que les ha de procurar la posibilidad de la pena de muerte, es esencial a toda plenitud vital que se ejerce en todas las direcciones”, subraya Dalí.

A su vez, el artista consideró en el documento establecer un modelo social dominado por una raza ‘superior’ y esclavizar a quienes no fueran blancos. “El dominio o la sumisión a la esclavitud de todas las razas de color (algo tal vez posible, si todos los blancos se unieran fanáticamente), podría provocar inmensas posibilidades de ilusiones inmediatas a los hombres blancos. Desde el punto de vista mítico, esto podría identificarse con un nuevo crimen de los hijos contra esa cosa obscura”.

Las otras ideas problemáticas de Dalí…
Aunque Dalí confesó al periodista Alain Bosquet que solía “inventar una nueva religión que sería a la vez sádica, masoquista, onírica y paranoica” cada vez que los surrealistas evitaban abordar la religión, es sabido que el pintor guardaba cierta afinidad por el pensamiento fascista.

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En 1934, Dalí fue sometido a un “juicio surrealista” después de ser acusado de evitar denunciar públicamente al régimen nazi en Alemania. El artista refutó a los señalamientos diciendo que no era hitleriano “ni de hecho, ni de intención” e insistió en que su movimiento artístico era apolítico. Tras su expulsión del grupo de los surrealistas, Dalí solo respondió con un “Yo soy el surrealismo”.

Con información de Muy Interesante

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