La fiesta Taurina

CON CHANFLE

Raúl de la Cruz

Desde la infancia le tengo un cariño especial a la fiesta brava, recuerdo que asistí a la inauguración de la plaza de toros Monumental de Jalisco por allá de febrero de 1967 cuyo cartel fue con Manolo Martínez, Chucho Solórzano y Joselito Huerta con astados de Cerro Viejo si mal no recuerdo.

Antes acudía con mi padre a la plaza de toros el Progreso que se encontraba donde se encuentra actualmente la plaza Tapatía que mandó derrumbar el entonces gobernador Flavio Romero de Velazco.

Desde entonces acudía cada fin de semana a la Monumental donde vi nacer a grandes toreros y observé a varios fenómenos de la tauromaquia como el Cordobés, Palomo Linares, el Gleason un torero tremendista que era un gran espectáculo, pero sobre todo, me tocó ver a David Silvetti un torero de verdad, cuyo toreo de una gran temeridad.

Ahora que la fiesta se encuentra en una gran polémica sus detractores festejan la suspensión de las corridas en la plaza México, mucho me temo que, su mayoría lo hace por ignorancia.

Desde tiempos del origen de la humanidad la lucha entre la bestia y el hombre ha sido parte de la supervivencia.

Con el paso del tiempo el hombre convirtió ese dominio en arte. La fiesta taurina es tal vez la única actividad que genera una enorme inspiración artística desde el punto de vista literario, poético, plástico, pictórico, cinematográfico, fotográfico.

Recuerdo las crónicas literarias de Manuel Buendía, los frescos en diversas construcciones arqueológicas, la poesía de grandes poetas como Manuel Machado, Federico García Lorca, Miguel Hernández, entre otros; en la plástica encontramos obras de Francisco de Goya, Pablo Picasso, la famosa corrida de Monet, etc.

Que tuve la fortuna de ver en el museo del Prado en Madrid. Miguel Hernández dedica su obra generalmente a la etología del toro porque para saber de la fiesta taurina hay que tener conocimientos profundos del comportamiento del astado.

Sin embargo, los actuales promotores y protagonistas del toreo poco a poco se han acabo la fiesta. Las suertes se concretan a una o dos verónicas, el banderiñeo se hace a distancia, los picadores se ensañan y el tercer tercio se conforma prácticamente al natural y al derechazo, raramente recurren al pase de pecho.

Torear de hinojos ni pensarlo y lo más grave es que usan arreos grandes que les permiten hacer faena a lo largo.

La fiesta muere. En el 2014 acudí a la plaza de la Ventas en Madrid y por desgracia no estaba ni a la mitad. El animal no sufre porque el toro de lidia fue criado para eso. No sirve para otra cosa.

Periodista deportivo

@rulasdelacruz

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