La lucha por el derecho al voto en Estados Unidos

DIVISADERO

Eduardo González Velázquez

En pleno siglo XXI en la autonombrada “democracia más grande del mundo”, continúan los debates, los jalones y las rebatingas para garantizar el derecho al voto de su población.

Hoy por hoy, en medio de múltiples problemas económicos, políticos, de seguridad y de salud, la clase política estadunidense está enfrascada en el berenjenal sobre el derecho al sufragio.

La batalla sobre el acceso al voto se produce porque en Estados Unidos no existe un sistema electoral nacional y cada estado fija sus propias normas electorales, lo que se ha materializado en los últimos meses en diversas restricciones al voto en 19 estados gobernados por republicanos que han aprobado 33 leyes para limitar el sufragio de latinos, afroestadunidenses y personas de bajos recursos económicos.

La lucha que se da en estos momentos es en el Senado para aprobar la Ley de Libertad para Votar y la Ley de Avance de los Derechos de Votación. Ambos proyectos fueron aprobados en la Cámara Baja, pero no han pasado la aduana senatorial.

La distribución exacta de las curules entre republicanos y demócratas tiene atascada la discusión y su votación. La votación de un proyecto de ley en el Senado puede ser obstruida por la práctica llamada “filibusterismo”, que permite a cualquier senador estar debatiendo sin límite de tiempo para impedir que la votación se realice.

Por ello, el presidente, Joe Biden ha comenzado a delinear la ruta necesaria para cambiar las reglas obstruccionistas mediante lo que se conoce como “opción nuclear”, para cambiar las reglas del Senado y poder aprobar leyes con una mayoría simple.

Así, los senadores dejarían de necesitar 60 votos para hacer cualquier cosa y solo requerirían de 51 votos.

Si Joe Biden logra modificar la regla del Senado y se aprueban las leyes a favor del voto, entonces todos los estados estarían obligados a permitir a los ciudadanos votar por 10 o más horas al día, también de noche y en sábado y domingo, durante al menos dos semanas antes de la jornada electoral; facilitar el registro de los votantes y unificar los requisitos para su identificación y para votar por correo.

Permitir que voten quienes hayan cumplido una condena de cárcel, mejorar los controles sobre el dinero usado para financiar las campañas electorales y poner un dique al gerrymandering, una compleja estrategia que emplean políticos para alterar los distritos electorales con fines partidistas.

El líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, fijó como fecha límite el 17 de enero, el Día de Martin Luther King Jr., para que el Senado vote sobre el cambio de reglas y con ello pasen a la votación de las leyes electorales.

A querer o no, el final de la historia tendría que otorgar mayores garantías para que los ciudadanos puedan ejercer su derecho al voto.

Profesor-investigador del Depto. de Relaciones Internacionales, región occidente. Tec de Monterrey.

@contodoytriques

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