Derecho al entretenimiento

HABLEMOS DE DERECHOS

Salvador Romero

 

Me tocó crecer en una época muy diferente a la actual, en la que casi todas las personas teníamos acceso al mismo tipo de entretenimiento, de tal forma que en las calles, escuelas, lugares de trabajo, etc. casi todos platicábamos de las mismas caricaturas, series o telenovelas, como los Felinos Cósmicos, el Chavo del 8, María la del Barrio, Beverly Hills 90210 o El Calabozo, y no porque fueran lo mejor que había, sino porque eran lo único que había y, además, vivíamos con el miedo de perdernos algún capítulo, porque dependeríamos totalmente de que alguien nos lo platicara para saber lo que había pasado.

Las cosas han cambiado mucho desde entonces, ya que nos encontramos en una era de «entretenimiento a la carta», en la cual las plataformas de streaming y las redes sociales digitales, ofrecen una cantidad gigantesca de opciones que son imposibles de consumir en toda una vida, y aunque aún existan ciertos productos de entretenimiento que se convierten en virales, lejos están de conseguir esa universalidad que tenían los productos de moda hace algunas décadas.

Hasta este punto, todo pareciera ser mejor, pues -en teoría- entre más opciones de entretenimiento tengamos es mejor, sin embargo, me parece que no necesariamente es así por varias razones, ya que como consumidores de dichos productos debiéramos de tener otro tipo de derechos que en México aún no tenemos, como el derecho a la información sobre la forma, criterios o algoritmos que las plataformas de streaming o de redes sociales utilizan para ofrecernos sus servicios, especialmente si utilizan nuestros datos personales para «engancharnos» más.

Por ejemplo, si bien existen algunos usuarios de estas plataformas conscientes de su similitud con el consumo de alimentos, bebidas o sustancias que le pueden hacer daño, también existe un alto porcentaje de usuarios de este tipo de plataformas que las utiliza pensando que son inocuas y carentes de riesgo alguno: ¿Qué puede tener de malo pasar horas entretenido o divertido viendo publicaciones, fotografías y/o videos con contenido sumamente interesante o atractivo?, se suelen preguntar.

Esto es importante señalarlo, porque a diferencia del pasado reciente, actualmente todas las plataformas funcionan con base en lenguajes computacionales (algoritmos), desarrollados para mantener nuestra atención la mayor parte del tiempo posible, al grado que hace tiempo, por ejemplo, vi un video en TEDx donde el ponente señalaba que Netflix había reconocido que el principal enemigo de su algoritmo era el sueño de las personas y que contra eso luchaban.

Sin pretender entrar en detalles, estos algoritmos conllevan muchos riesgos que no necesariamente fueron voluntad de sus creadores, pero cuyos efectos son inevitables consecuencias del pragmatismo con el cual se desarrollaron, y que no solo están vinculados con la adicción a la propia plataforma (lo cual por sí solo ya es bastante delicado) sino porque incluso pueden magnificar otro tipo de adicciones o inseguridades que nos dañan en nuestra salud o desarrollo personal.

Por ello me parece indispensable que tengamos plena consciencia de que estos algoritmos son en muchos sentidos peores que los «drug dealers», ya que no tienen ninguna especie de sentimientos, y solo buscan las maneras de mostrarnos los contenidos más propicios para «engancharnos» la mayor cantidad de tiempo posible, sin importarle los daños que esta adicción nos pueda ocasionar.

Por todo ello es que creo que vale la pena preguntarnos si este «derecho al entretenimiento», que tanto solemos valorar, debiera ir acompañado de advertencias similares a las que ya son obligatorias para productos como el alcohol, el tabaco o muchos alimentos empacados, y que nos advierten de su peligrosidad, de tal forma que cada que abramos una plataforma de este tipo nos aparezca primero una leyenda que diga algo así como: «Peligro: Esta plataforma utiliza algoritmos basados en sus patrones de navegación y datos personales, para ofrecerle productos de entretenimiento que le pueden provocar adicción a la plataforma y/o comportamientos peligrosos para su salud.»

Consejero ciudadano del  ITEI Jalisco

@chavaromero

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