Expresidentes: ¡a escena!

HACIENDO ADOBES

Miguel Zárate

La función debe continuar. Convertido ya en una especie de dramaturgo aunque ya con algunas relevantes comedias chuscas, el presidente López Obrador se frota las manos ya que, cualquiera que sea el resultado de la “consulta”, obtendrá o bien la anhelada respuesta del “pueblo” para enjuiciar a sus antecesores –o a quien caiga en vez de ellos- o tal vez tenga la enorme frustración de que, como todo parece indicar, las cosas no salgan bien y no se logre el porcentaje –bastante alto- de participación para hacer tal procedimiento sustancia real de judicializaciones vinculantes.

Pero, incluso en este caso, ya tiene de antemano preparada la excusa: está previsto y cantado por su partido y hasta por él mismo, que la consulta está siendo “saboteada” por el organizador, o sea Instituto Nacional Electoral y el negro de la feria, al efecto Lorenzo Córdoba.

De todos modos, habrá materia para culpar a otros si sus huestes encabezadas por su nada carismático líder morenista, Mario Delgado Carrillo, apoyado igualmente por todo el aparato gubernamental, como sus “servidores de la nación”, empleados y demás, quienes según se ve son los únicos verdaderamente interesados en realizar la proeza de juntar los 37 y medio millones de votos que den validez al referéndum.

De los mismos actores relevantes afines al presidente, algunos de hecho ya se han mostrado un tanto realistas en cuanto a las dificultades para conseguir la meta. Ricardo Monreal entre ellos.

Por ello el presidente no deja de insistir en la importancia de esta “democracia participativa” aunque para ello se salga del parámetro del cuestionamiento establecido por la Suprema Corte. En su momento, una vez que el mandatario envió su “iniciativa”, con el contenido expreso y dando específicamente los nombres de los que serían enviados al paredón popular, desde Carlos Salinas hasta Peña Nieto, y señalando que podrían ser enjuiciados por lo que hicieron antes (¡sopas!), durante y después (otra vez ¡sopas!) de sus respectivos gobiernos, la Corte, con todo y la complaciente actitud de su presidente, Arturo Zaldívar, al que no le quedó de otra que darle la vuelta para no salirse del todo del asunto enviado por el Ejecutivo, logró mayoría y pudo meter la consulta pero en términos muy distintos a los que quería el presidente.

El más importante y que tanto se distorsiona, que para nada figura en la boleta que NO se trata de enjuiciar a los expresidentes, y que lo que aprobaron los ministros fue con un galimatías ininteligible y a tal punto confuso, que el ciudadano más avezado sabe que no se busca realmente mandar necesariamente a la cárcel a nadie.

De ahí el sonsonete constante para que la población entienda la intención de la manera que López Obrador quiere, que piensen los sufragantes otra cosa a lo que va a estar escrito, ya que solamente se trata de que pongan el anhelado “sí “en la boleta aunque a la mera hora se haya incurrido en una especie de engaño y finalmente no haya forma legal de emprender causas contra los “neoliberales” que nos gobernaron.

Claro que un eventual fracaso marca la estrategia de culpar al INE. El mismo López Obrador logró solamente 30 millones de votos a su favor para ser presidente y ahora pretende lograr otros 5 millones entre sus seguidores para la tal consulta.

Por si fuera poco, y sin el ánimo de desalentar a los que quieren de buena fe participar, hay cierto cansancio general de las cuestiones políticas. Volver a las urnas en menos de dos meses para un tema que no influye directamente en los intereses de las mayorías, con todo y que efectivamente no tienen porqué olvidarse los abusivos gobiernos que hemos tenido, la gente preferiría ver más al futuro en cuestiones vitales e inmediatas como podrían ser seguridad, salud, etcétera.

Ojalá, claro, así se hubiera decidido en consulta, si destruíamos el anterior aeropuerto, o si se deberían emprender una nueva refinería o el tren maya. No, estos temas se determinaron a “mano alzada” o en “sondeos” que nada tuvieron de formales y quizá ni reales.

Nuevamente el INE hará el papel del cohetero y, a decir verdad, no se vale que le reclamen que no hace nada cuando ni siquiera le autorizaron un quinto para realizar un proceso que costará más de 500 millones de pesos.

Tampoco es cierto que no hace difusión (lo ha difundido con sus tiempos oficiales en 3,500 estaciones de radio y televisión, por ejemplo), si no se le otorgaron recursos adicionales, hasta Hacienda le cerró la puerta en las narices y la Corte, para variar, se puso del lado de quien habita el Palacio.

Así que mejor veamos en qué acaba la obra creada por el mandatario, quien para su elenco sacó del ropero a los expresidentes, para que protagonicen el papel de villanos, y que vuelvan a escena con toda la mira puesta para que, en sublime momento, se consume un acto de venganza pública, aunque no pase mayor cosa pero que, de perdida, los llenen de jitomatazos.

Regidor del PAN en el Ayuntamiento de Guadalajara

@Miguel_ZarateH

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