Mal y de malas la 4T

HACIENDO ADOBES

Miguel Zárate

Parece que la caída en la línea 12 del Metro de la Ciudad de México tuviera significado que va más allá del trágico accidente pero que, por su origen y manejo presente, involucra de manera directa a la estructura gubernamental y a la corriente política del actual presidente que ya ha prevalecido en la capital del país por espacio de dos décadas.

Por lo visto, se tratará de minimizar la cuestión en cuanto a las responsabilidades que atañen a quien promovió y construyó con manifiestas irregularidades la citada línea: Marcelo Ebrard.

Lo mismo que a quien debe darle mantenimiento: Claudia Sheinbaum. Dos pilares considerados desde hace tiempo como los posibles sucesores de López Obrador.

Además de las muertes y otros daños, semejante golpe a los ciudadanos afectados que ya vivieron una larga demora en la línea “de lujo” del Metro por defectos graves en su equipamiento, y que ahora vuelven a sufrirlo quizá por muy largo tiempo.

Sumados a otros incidentes fatales anteriores y sobre todo el incendio de la central de control y mando del mismo sistema, amagan con convertirse en una bomba de tiempo que terminará por incrustarse en el corazón mismo de la sede del morenismo nacional.

Para el presidente basta con que la situación sea conducida hacia una investigación del hecho que, en su momento, podría ser manejada tratando de evitar daños a su partido y a sus principales funcionarios.

Un duelo de tres días refleja solamente lo artificioso de su actitud ante un problema que, como él suele decir, imagínense si se hubiera tratado de una obra construida por el “neoliberalismo” de quienes le precedieron. Ya se los hubiera acabado.

Sin embargo, lo que a los moradores del resto del país nos importa todavía más es observar que poco a poco y a veces de manera más que contundente, hay evidentes ineficacias de este gobierno.

Las últimas semanas han estado plagadas de los temas electorales en los que afloran defectos de mucho fondo, traspiés inconcebibles, inequidades gigantescas entre un gobernador que es desaforado por una presumible deuda fiscal mientras un diputado federal pederasta es beneficiado con el tiempo indispensable para que se diluya la conciencia de que los de Morena no tienen nada de perfectos, o que se burlen leyes para que un aspirante a gobernador, acusado de delitos graves y bajado de la contienda por legales razones, se permita el gusto y el lujo de sembrar en su lugar a su propia hija.

Esto y muchas cosas más han venido a dar motivos para que los ciudadanos que en estos momentos están expuestos a las propuestas de los candidatos a miles de puestos de elección popular, adviertan que el asunto ya no es nada más de colores sino de personas.

En el caso de Jalisco, no hay duda de que la corriente morenista ha logrado avances importantes hasta convertirse en una alternativa cuyo impacto real todavía no se vislumbra con claridad, pero que seguramente podría traducirse en la conquista de más presidencias municipales y curules tanto locales como federales.

No obstante, a decir verdad, a la mitad del camino de las campañas, el partido predominante sigue siendo localmente Movimiento Ciudadano y en las más importantes posiciones que están en juego, todavía llevan ventajas considerables pese a que tuvieron que aplicarse planes no previstos originalmente.

Lo ayuda incluso que algunos como el candidato de Morena a Guadalajara ataque de manera frontal a su principal opositor presumiendo su apoyo económico a campañas del pasado, lo que, además de ser poco probable de comprobar, es interpretado jurídicamente o es un soborno o es un delito.

No hay indicadores que permitan suponer que a Morena le irá todo lo “requetebien” que quisiera el presidente, ni aquí ni en otros lados, incluyendo gubernaturas, que consideraba incluso fáciles y ganadas de antemano. Lo peor sería para el mismo mandatario nacional la ya no tan improbable pérdida de la mayoría camaral.

Es más probable que en cambio se tope con muchas sorpresas poco agradables a los ojos del presidente, dedicado impunemente -en plena veda- a fustigar cotidianamente a sus contrincantes y denostar a diestra y siniestra a la prensa.

Desde el púlpito presidencial de todas las mañanas se puede decir todo lo que se quiera, aunque algunos discursos carezcan ya de interés y credibilidad.

Hay que entenderlo, la 4T anda mal y de malas, aunque el presidente insista en verlo de otra manera.

Regidor del PAN en el Ayuntamiento de Guadalajara

@MiguelZarateH

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