Aumenta la migración

DIVISADERO

Eduardo González

 

El aumento de la migración de México y los países del Triángulo del Norte de Centroamérica (Guatemala, El Salvador y Honduras) hacia Estados Unidos no se detiene. Todos los días se rompen récords en los arribos y las detenciones, sean de adultos o menores de edad; sean reincidentes o personas que intentan migrar por primera vez.

Frente a este fenómeno, los gobiernos de las naciones inmiscuidas no encuentran la mejor manera de solucionar las difíciles condiciones de vida que tienen las personas en sus terruños y tampoco han podido garantizarles un periplo libre de violencia y condiciones adecuadas de arribo a la Unión Americana. Es un laberinto al cual no le encuentran la salida.

Según las cifras del Departamento de Seguridad Nacional, en marzo pasado se incrementó en 100 por ciento el arribo de niños sin la compañía de un adulto con respecto al mes de febrero, llegando a 18,890 menores, la cifra está muy por encima de los récords anteriores de 11 mil 475 de mayo de 2019 y 10 mil 620 de junio de 2014; además de un alza de 71 por ciento en la llegada de personas adultas “sin papeles”.

En total, la oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, procesó a 172,000 personas en marzo; de ellas 29 por ciento ya habían sido expulsadas al menos una vez.

Asimismo, en marzo se deportaron a 103,000 individuos bajo el Título 42, los cuales representan 60 por ciento de los intentos de ingreso durante el mes (La Opinión, 9 de abril de 2021).

Como medida paliativa frente al arribo de menores de edad, el gobierno de Joe Biden los ha comenzado a mandar a espacios que han sido adaptados para recibirlos y no mezclarlos con los migrantes adultos. Hoy por hoy, se acomodan a 507 menores por día, cuando a inicios del año eran 276. El costo semanal de alojar a los menores asciende a cerca de 60 millones dólares.

Nada de lo hecho por los gobiernos parece detener la sangría poblacional del sur al norte porque las fuerzas que la mantiene viva son históricas, mayúsculas, complejas y estructurales.

Es evidente que la sola asignación de recursos económicos para las naciones migrantes no detendrá el flujo de personas. Además, las millonarias cifras anunciadas para ayudar a los países del Triángulo del Norte solo han quedado en papel desde la pasada administración de Donald Trump.

Por donde se le vea, el incremento de la migración rumbo a Estados Unidos a través de nuestro país se vuelve una bomba de tiempo en la frontera de ambas naciones.

Por un lado, la Casa Blanca sigue con la puerta cerrada a las personas migrantes, aunque ellas supongan lo contrario con base a los discursos de la Oficina Oval de enero pasado; por otro lado, Palacio Nacional no encuentra la mejor manera de recibir a los migrantes en las ciudades fronterizas; y finalmente, los gobiernos de Guatemala, El Salvador y Honduras parecen desentenderse de su responsabilidad frente a sus gobernados.

Así las cosas, entre el atorón económico, la pandemia de covid19, la violencia callejera y los efectos devastadores de los huracanes en Centroamérica, 2021 pinta para ser uno de los años más complejos del histórico proceso migratorio en la región.

Profesor-investigador del Depto. de Relaciones Internacionales, región occidente. Tec de Monterrey.

@contodoytriques

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