Inseguridad, lo único “normal”

HACIENDO ADOBES

Miguel Zárate

Para las autoridades todo es entrar en la “nueva normalidad”. Vemos así que poco a poco se han ido abriendo las actividades anteriormente restringidas, aunque con una serie de obligadas medidas sanitarias que, en efecto, de relajarse y peor todavía desacatarse, terminarían por ocasionar una vuelta al confinamiento y a las limitaciones extremas.

Con todo, y a pesar de que ya vemos abiertos bares, antros y próximamente los estadios, así como el reinicio parcial de algunas tareas educativas de manera presencial, normal, lo que se dice normal sin el eufemismo de “nuevo”, no estaremos con todo y vacunas seguramente todo este año y quizá más allá.

Sin embargo, lo único que sí sucede de una manera absolutamente normal es la delincuencia. Para Jalisco parece ya un tema recurrente y lo peor del caso es que la misma sociedad ha ido asumiendo que los homicidios, robos, secuestros, fosas clandestinas, y ahora hasta ataques que bien podría entrar en alguna categoría de terrorismo, son cosa habitual ya que el miedo forma parte de nuestra vida desde hace buen rato.

Pero de vez en vez las cosas pasan a mayores como para recordarnos que nada está bien y que los golpes del hampa pueden llegar a niveles que en otras tierras serían francamente mucho más que preocupantes.

La masacre de Tonalá no puede ser pasada por el mismo rasero de otros delitos a los que ya hasta pareciera estamos acostumbrados, No hay día en el que no se den homicidios tremendamente violentos, incluso en plena calle y a la luz del día. De ellos, salvo el primer día después o quizá el siguiente, se da cuenta en nota periodísticas hasta que llegan otros “nuevos” y así sucesivamente.

Y lo más grave es que hasta los crímenes de “alto perfil”, como el asesinato de un prominente empresario inmobiliario o de un exgobernador, o una balacera y presunto secuestro en zonas como Andares, se van un tanto diluyendo en la percepción ciudadana, acostumbrada lamentablemente a que muchas de estas cosas se pierden en investigaciones tardías y poco eficaces, para acabar hasta en la impunidad.

Efectivamente hay razón para pensar, como lo dijo abiertamente el gobernador Enrique Alfaro, en que ya la comisión de actos que se advierten de cárteles o grupos altamente preparados y armados, deberían motivar más el interés del gobierno federal.

Esto, claro, implica el reconocimiento que las áreas de seguridad locales se ven rebasadas por el hampa que tiene un origen en organizaciones de narcotraficantes o de índole similar.

Quizá la razón es porque esta situación es ya un tanto desesperante al ver transitar a los delincuentes como Juan por su casa y cometer toda clase de tropelías, matar, extorsionar, robar a cuentahabientes, etcétera, pero, además, asesinar sin distingos a ciudadanos que, como en el caso de Tonalá, eran aparentemente simples trabajadores de la construcción.

Grave debe estar el tema para que el gobierno de la entidad exija más coordinación y trabajo de parte del gobierno de la república, como también lo es el hecho de que seguimos padeciendo muchas carencias en cuanto a vigilancia en general, organización entre corporaciones estatales y municipales, operación de sistemas como el C5 y ya mejor ni mencionar el caso de un trabajo en la Fiscalía y en la coordinación de seguridad que, honestamente, está dejando mucho qué desear.

Y el impacto en Jalisco está llegando a las inversiones que ahuyenta la inseguridad, como lo están afirmando distintos organismos empresariales.

Todo ello implica que finalmente se llegue a una reestructuración de todo, incluyendo todos los organismos involucrados, reuniones de prevención y de medidas más eficaces entre estado y fuerzas federales, etcétera. No es cuestión de echarse culpas sino de llegar a auténticas soluciones.

No hay tiempo ya para conjeturas ni discusiones. Lo “normal” del crimen es injustificable. Hay que entenderlo: no habrá verdadera normalidad en la vida comunitaria sin orden, sin justicia y sin ley.

Regidor del PAN en el Ayuntamiento de Guadalajara

@Miguel_ZárateH

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