PERSPECTIVA21/Verónica Juárez Piña
El Gobierno Federal debería dejar de hacer menos propaganda y ofrecer más y mejores resultados en la aplicación de las vacunas contra la Covid-19, porque al ritmo que va la campaña y con las fallas que se siguen presentando, no habrá manera de darle cobertura ni siquiera a mediano plazo a los grupos más vulnerables de la población.
A más de un mes de haber iniciado la campaña, apenas han sido aplicadas 713 mil 517 dosis. Hay una diferencia abismal respecto a otros países que se ubican en la vanguardia de la cobertura.
Por ejemplo, de acuerdo con un reporte de rastreo de vacunas del 7 de febrero realizado por Bloomberg, Estados Unidos -que al igual que México comenzó la vacunación masiva el 12 de enero-, se aplicaron por primera vez más de dos millones de vacunas contra la Covid-19 en un solo día; mientras que en México, en el mismo periodo se vacunaron a 9 mil 837 personas, según la propia Secretaría de Salud.
Con 328.2 millones de personas, Estados Unidos, a ese ritmo, tendrá una pronta cobertura total de su población; mientras que en México, con 126.2 millones de habitantes, con el nimio avance de la campaña, la inmunización se prolongará de manera indefinida.
De hecho, la Secretaría de Salud Federal, ni siquiera ha sido capaz de aplicar la primera dosis a los trabajadores que integran el personal sanitario en la primera línea contra la pandemia, integrado por 11 subgrupos; y la estrategia para vacunar a los 14 millones 760 mil 754 adultos mayores de 60 años, inició con traspiés al fallar la plataforma de registro.
El plan presentado en la Política Nacional de Vacunación contra el virus SARS-CoV-2 para la prevención de la Covid-19 en México, está totalmente rebasado.
De tal manera que las cuatro etapas contempladas en este plan ya están desfasadas, según la propuesta, al 2 de febrero ya deberían estar inmunizados 1.1 millones de personal de salud de primera línea de control de la Covid-19; por lo que se ve muy complicado poder cumplir la segunda etapa, del 2 de febrero a abril de 2021, que era vacunar a 14.4 millones que integran el personal de salud restante y personas de 60 años y más.
La cuestión de fondo es que, de nueva cuenta, como ha sucedido en toda la pandemia, el presidente de la República le está dando un cariz político a la vacunación y, además, no fueron capaces de prever, ni mucho menos rectificar, las acciones ante el retraso en la entrega de los lotes de vacunas por problemas en la producción.
En el plan de vacunación, por ejemplo, no está contemplado vacunar a los más de 20 mil servidores de la nación; mientras que el personal docente de las entidades con semáforo verde, se ubica hasta la posición número 4 de los grupos prioritarios; pero en ambos casos el Presidente se empeñó en hacerlo, lo que significó además una pérdida de recursos porque ni siquiera será posible aplicarles a tiempo la segunda dosis, y en el caso de Campeche, donde ya se vacunó a maestras y maestros; ya se encuentra nuevamente en semáforo rojo.
Es urgente replantear la campaña de vacunación, porque la mala planeación, los retrasos en la producción, y el uso propagandístico y electoral, están costando vidas y tienen graves repercusiones económicas para las familias y el país.
