La reforma migratoria de Joe Biden

DIVISADERO/Eduardo González Velázquez

Uno de las promesas de campaña del presidente, Joe Biden fue empujar una reforma migratoria que regularice la estancia de millones de personas “sin papeles” en la Unión Americana.

Si bien, no es la principal preocupación de los estadunidenses (antes está la pandemia, la crisis económica, y la polarización de la sociedad), ayer mismo el nuevo inquilino de la casa ubicada en el 1600 de la avenida Pensilvania en Washington D. C. envió su iniciativa Ley Ciudadana Estadunidense de 2021 (U.S. Citizenship Act of 2021).

Además, firmó una serie de Acciones Ejecutivas para echar por tierra varias disposiciones establecidas por Donald Trump en relación a la migración.

Vayamos por partes. Las Acciones Ejecutivas es un poder que tiene el jefe de la Casa Blanca para determinar las directrices en algunas políticas de gobierno y que surten efecto inmediatamente después de ser firmadas sin la necesidad de pasar la aduana del Congreso federal.

En ese sentido, las nuevas disposiciones migratorias revierten un decreto de Trump que criminalizaba la presencia de personas “indocumentadas”, prohibía las llamadas “ciudades santuario” y establecía nuevas prioridades de deportación; asimismo, el nuevo presidente amplió de dos a cuatro años la vigencia de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés) y canceló la continuación de la construcción del muro fronterizo y quedan suspendidas por los siguientes cien días las deportaciones de “ciertos migrantes”.

Fue cancelado el programa Remain in Mexico (Quédate en México), por lo cual el Departamento de Seguridad Nacional dejará de enviar a los solicitantes de asilo que lleguen a la frontera estadunidense a esperar la respuesta de sus peticiones en nuestro país.

Sin embargo, esa disposición solo aplicará para las solicitudes realizadas a partir del 22 de enero, las personas que actualmente se encuentran esperando por sus casos de asilo en México deberán mantenerse en nuestro país.

Además, el presidente Biden solicitó una ayuda de 4 mil millones de dólares para El Salvador, Guatemala y Honduras.

En este punto vale la pena mencionar que desde la administración anterior se prometió una ayuda de 5600 millones de dólares que jamás llegaron. En ese sentido, la nueva petición se vuelve un refrito de la anterior, pero con menos recursos.

Ahora bien, en lo que respecta al proyecto de ley migratoria el camino y contenido son otros. Se propone un tránsito hacia la ciudadanía estadunidense a 11 millones de migrantes “indocumentados” (poco más de la mitad mexicanos) pasando por varias etapas.

Primero, se otorgará un permiso de trabajo, en seguida un estatus legal temporal por un periodo de cinco años, luego podrían acceder a las tarjetas verdes luego (green cards), y tres años después serían elegibles para solicitar la ciudadanía.

Los tres primeros grupos beneficiados con las tarjetas verdes serían los 650 mil Dreamers, los 400 mil migrantes que están bajo el Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés) y los migrantes trabajadores en los campos agrícolas

Para acceder a ese beneficio sería necesario haber llegado a Estados Unidos antes del 1 de enero de 2021, no contar con antecedentes penales y haber pago de impuestos. Además de cubrir el pago correspondiente por el papeleo.

Otros aspectos que incluye la iniciativa de reforma migratoria tienen que ver con ampliar el sistema de procesamiento de casos de asilo y refugiados, mejorar los tribunales de migración, privilegiar la prioridad de mantener unidas a las familias migrantes, e incrementar la lotería de visas.

Hasta aquí la propuesta para sacar de la oscuridad a 11 millones de personas “sin papeles” que día a día trabajan y ayudan a construir la sociedad estadunidense.

Millones de personas que por primera vez en un proyecto de ley no son nombrados como “alien” (extranjero), aunque apenas son reconocidos como “no ciudadanos”.

Lo que no queda claro es qué tan rápido se podrá tener la nueva ley migratoria. No olvidemos que es un proceso que necesariamente cruza por el Congreso donde la mayoría demócrata está agarrada con alfileres; en la Cámara de Senadores el voto de calidad en caso de empate lo tiene la vicepresidenta, Kamala Harris, pero solo en caso de empate, nadie asegura que todos los demócratas vayan a votar a favor de la iniciativa, menos lo harán los republicanos.

Ya bajo la presidencia de Barack Obama, el mismo Biden vivió la experiencia del rechazo legislativo a una reforma migratoria.

Por lo mismo, una estrategia de la Casa Blanca frente al eventual dique del Congreso podría ser aprobar pequeñas legislaciones que vayan significándose como la base de un proyecto legislativo más amplio.

Por vía de mientras, el inicio de la presidencia de Joe Biden en relación al fenómeno migratorio es mucho más esperanzador que lo vivido durante el gobierno de Donald Trump.

Profesor-investigador del Depto. de Relaciones Internacionales, región occidente. Tec de Monterrey.

@contodoytriques

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