Todo el Mundo miente

HABLEMOS DE DERECHOS/Salvador Romero

Uno de los libros más interesantes que he leído recientemente sobre la privacidad, el “big data” y la minería de datos se llama “Todo el Mundo miente” (Everybody Lies) de Seth Stephens Davidowitz (Paidós, 2019), en virtud de la forma tan clara y directa como pretende demostrar una hipótesis que probablemente ha estado presente en toda la historia de la humanidad.

Para hacerlo, utiliza como materia prima una gigantesca base de datos de Google con todas las búsquedas que la gente ha realizado en los últimos años, a través de su popular y poderoso motor de búsqueda. De acuerdo con el autor, dichos buscadores de Internet se han convertido en una especie de “cerebroscopio”, un artefacto que permite conocer en su totalidad la mente “desnuda” de las personas.

A diferencia de las encuestas, de las entrevistas, de las consultas médicas, de confesiones religiosas, de neuroimágenes funcionales y, por supuesto, de lo que platicamos o reconocemos cotidianamente, en las búsquedas que realizamos en Internet solemos ser completamente honestos, muy probablemente porque a diferencia del resto de nuestras interacciones sociales, carecemos de incentivos para mentir por dos grandes razones, a saber: En primer lugar, porque sentimos o creemos que son completamente anónimas y, en segundo lugar, porque solemos necesitar una respuesta precisa (no tiene sentido buscar “dolor de cabeza” si lo que nos duele es un brazo).

Así las cosas, todos los días se buscan millones y millones de recetas de cocina, remedios caseros para malestares, lugares turísticos, información sobre el clima, resultados deportivos, etc, etc, etc…

Sin embargo, también se realizan otro tipo de búsquedas que, sin que nosotros mismos lo sepamos, exponen una parte muy importante de nuestro ser, y otras búsquedas aún más íntimas o secretas que de antemano sabemos que jamás confesaríamos a nadie haber realizado.

Con todo ello en cuenta, el autor de esta obra, decide navegar entre este océano de información, para tratar de encontrar patrones a las búsquedas que se realizan en un lugar y tiempo determinado, que se pueda traducir en información útil para algo o para alguien.

Lo que se nos presenta en este libro, son justamente los patrones más importantes que ha descubierto el autor, y que revelan una cantidad de información muy interesante sobre la naturaleza humana, que van desde temas sexuales, afectivos, políticos, familiares, prejuicios y hasta sobre temas deportivos, tales como la teoría de los dobles, desarrollada para el béisbol por Nate Silver, y aplicada a los sumamente interesantes hallazgos del autor.

En conclusión, en lugar de contarles sobre los hallazgos específicos de cada capítulo, muchos de los cuales los dejarán perplejos, quisiera cerrar mi crítica diciendo que vale la pena leerlo si te interesan los temas relacionados con la privacidad en Internet.

Aunque me parece que el autor se quedó corto en el análisis y presentación de varios temas, así como en sus propias conclusiones, reconozco que deja abierta la puerta para que se hagan muchos más estudios y reflexiones sobre esta materia.

Comisionado ciudadano en ITEI Jalisco

@chavaromero

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