Triunfa el apruebo, Chile tendrá una nueva Constitución

DIVISADERO/Eduardo González

 

El pueblo chileno lleva más de un año en las calles exigiendo el cambio del modelo económico, político, militar y policial establecido durante la dictadura de Augusto Pinochet y mantenido con pequeñas variaciones por los sucesivos gobiernos de izquierda y derecha que han gobernado aquel país.

La mayor exigencia como estrategia solucionar los problemas del país era la redacción de una nueva Constitución.

El gobierno de Sebastián Piñeira retrasó lo más que puedo ese escenario. El fin de semana pasado siete millones de ciudadanos chilenos acudieron a las urnas y demostraron que el pueblo no es el enemigo como afirma el presidente, por el contrario, son personas informadas y cansadas del sistema político-económico impuesto desde hace años, materializado en paupérrimas pensiones, bajos salarios, incrementos desproporcionados en el transporte público, reducción de los derechos sindicales y privatización de los derechos sociales.

Esa realidad, y no otra cosa, explica el sentido del voto ciudadano durante la jornada del plebiscito dominical para exigir una nueva Constitución: 80 por ciento respaldó el apruebo, frente al reducido apoyo de la derecha al rechazo.

Los resultados solo son comparables con el plebiscito de 1988 cuando la sociedad le dijo NO a la dictadura pinochetista.

La nueva Carta Magna será redactada por integrantes electos en su totalidad por la ciudadanía. El Constituyente tendrá paridad entre hombres y mujeres y con escaños para pueblos indígenas. La elección de las 155 personas constituyentes será el próximo abril.

La primera opción era un Constituyente mixto de 172 miembros, la mitad parlamentarios en ejercicio que se elegirían a sí mismos, y el resto ciudadanos electos.

La propuesta se rechazó. El mensaje es claro: la redacción de la nueva Constitución debe quedar en manos de los ciudadanos no de la misma clase política.

Sin duda esta primera Constitución redactada en la democracia chilena marcará los nuevos rumbos de la nación sudamericana. Aunque para eso será necesario conciliar los intereses de la democracia cristiana, la socialdemocracia y la derecha tradicional.

A querer o no, vienen nuevos horizontes para la sociedad chilena que lleva años soportando el viejo esquema político que heredó de la dictadura de Augusto Pinochet.

La mejor manera de hacer realidad ese futuro es redactar una nueva Constitución que profundice los derechos y obligaciones de los ciudadanos que permita construir una sociedad más equitativa, incluyente y tolerante.

Profesor-investigador del Depto. de Relaciones Internacionales, región occidente. Tec de Monterrey.

@contodoytriques

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.