Cero impuesto a toallas sanitarias

PERSPECTIVA21/ Verónica Juárez Piña

 

La menstruación, en nuestra cultura, ha sido tradicionalmente símbolo de fecundidad. Ha significado el tránsito de la niña a la mujer fértil que podrá concebir y dar paso a nueva vida. Sin embargo, en la actualidad, se ha estigmatizado, segregando a las mujeres niñas y adolescentes que, durante su período, son calificadas como emocionalmente inestables, poco productivas e, incluso, como una carga para la sociedad.

Durante la segunda mitad del siglo pasado, en países europeos y asiáticos, se daba a las empleadas la posibilidad de solicitar permisos laborales debido al dolor menstrual, quedando a discreción de la empresa el pago correspondiente.

Sin embargo, debido a la competitividad laboral, la mayor parte de las mujeres, han optado por no usar ese beneficio debido a que podría ser asimilado a un bajo rendimiento laboral.

Como parte de la lucha feminista en muchos países, se han impulsado medidas que normalicen la presencia de la menstruación dentro de las actividades sociales que desarrollan las mujeres.

Entre ellas, las más comunes se han centrado en la relación de las condiciones económicas, la desigualdad económica en relación con los salarios percibidos por los hombres y lo que se ha llamado “impuesto rosa”, recaudado por los productos de higiene femenina, que no son considerados como productos de primera necesidad sino de lujo, en casi todos los países del mundo.

En nuestro país, muchas niñas y adolescentes en situación de pobreza extrema sufren debido a la segregación de la que son objeto durante su período menstrual porque, al no poder comprar toallas sanitarias ante la falta de recursos, optan por no asistir a la escuela, disminuyendo en consecuencia su rendimiento escolar.

Es por ello que, en consonancia con la defensa y protección de los derechos humanos, específicamente los de las mujeres en situación de pobreza, así como los principios de progresividad y equidad en la imposición de las contribuciones federales, el Grupo Parlamentario del PRD en la Cámara de Diputados presentó una iniciativa en la que propone que los productos de higiene femenina sean considerados como de tasa 0% en relación al Impuesto al Valor Agregado (IVA).

Adicionalmente, en las disposiciones transitorias establecemos que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público deberá establecer las condiciones recaudatorias para favorecer el uso de productos amigables con el medio ambiente, que sean biodegradables, no desechables o reutilizables.

Las circunstancias en que hoy nos encontramos, nos imponen la toma de medidas urgentes. La pandemia por COVID-19 ha puesto en evidencia las ya de por sí lamentables circunstancias de desigualdad que, en nuestro país, provocarán la existencia de 52 millones de personas en situación de pobreza y más de 16 millones en situación de pobreza extrema.

De todas ellas, las que se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad son, precisamente, las niñas, adolescentes y mujeres que deberán enfrentar no sólo el consumo cotidiano de los productos de higiene menstrual sino que, además, la reducción de los ingresos familiares cuya principal finalidad no será, sin duda alguna, la satisfacción de las necesidades higiénicas y de salud de las mujeres, las que pasarán a segundo o tercer plano.

El impuesto a los productos de higiene menstrual es un impuesto que pagamos las mujeres únicamente por ser mujeres y responde a una lógica impuesta desde el paternalismo patriarcal de un sistema que nos desdeña y nos discrimina y, en este sentido, los argumentos presupuestarios no son suficientes.

La dignidad de las mujeres de este país vale más de tres mil millones de pesos, costo calculado en la iniciativa. Es el momento de demostrar que, en México, todas y todos, en igualdad, podemos caminar juntos hacia una Nación más justa y equitativa.

Coordinadora del GPPRD en el Congreso de la Unión

@juarezvero

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