Antoine de Saint Exupéry es uno de los escritores franceses más recordados del mundo de la literatura, su aporte con «El Principito» lo convirtió en un ícono mundial y en una figura imposible de olvidar. Su muerte era un misterio absoluto, su cuerpo nunca se encontró y su avión apareció años después hecho pedazos-.
Cuenta la historia, que a sus 44 años ya estaba muy deteriorado, había sufrido múltiples fracturas y tenía problemas de salud, pero esto no le impedía trabajar.
Su última misión fue buscar información sobre los movimientos de las tropas alemanas en el valle del Ródano en Francia. Despegó un 31 de Julio de 1944 y no regresó más. Se perdió completamente el rastro de su avión y nadie supo nada de su paradero.
Cuando comenzaron las investigaciones, una mujer afirmó haber visto un accidente de avión en el mar y un cuerpo inerte en la costa vestido con el traje de aviación francés, sin corroborar quien era, el cuerpo fue enterrado.
¿Un piloto brillante muere en un accidente de avión? Si, pero no fue su culpa.
Yo disparé al avión de Saint-Exupéry. Si hubiera sabido que era él, no habría derribado su avión»
Horst Rippert, un ex piloto nazi confesó la verdad años después de su muerte.
Las palabras de un asesino ¿Cómo lo mató?
El hombre, quien se desempeña como periodista, decidió guardar la historia por más de 60 años y sacarla a relucir por medio de un libro que publicará con la ayuda de varios periodistas franceses titulado «El último secreto de Saint-Exupéry», en una entrevista lo describió así:
«Era un día precioso, soleado. Despegué en una misión de reconocimiento. Debía vigilar la zona. Entonces entró Exupéry con su aparato, se puso en medio y yo disparé como era mi deber. El trasto se fue al agua, no tuvo tiempo para reaccionar.
Todo ocurrió cerca de Toulon. Él volaba 3.000 metros más alto que yo, que estaba efectuando una misión de reconocimiento. Vi sus insignias tricolores y maniobré para instalarme a su cola y derribarle. Me dije que si no se largaba iba a derribarle. Disparé y vi cómo le alcanzaba y caía, derecho al agua.»
Rippert insiste en que el sólo hacía su trabajo, que era derribar aviones de tropas enemigas: «Fue uno de mis 28 derribos. Yo nunca apunté contra personas.» insiste el ex piloto.