Intentó salvar a su perro y perdió la vida

 

AP.— La lealtad de los perros hacia las personas se ha conocido durante siglos. En México, el amor de un hombre por su perro le costó la vida.

Pablo Fustec, de nacionalidad francesa y mexicana, murió este mes después de haberse arrojado a las aguas de un manantial en un infructuoso intento de salvar a Sasha, uno de sus canes. Fustec había adoptado al gran danés blanco con negro tras haberlo encontrado en las calles de la Ciudad de México después del sismo de septiembre de 2017 que dejó cientos de muertos en el país.

“Es un acto extremo”, dijo el jueves en una entrevista desde París la hermana del fallecido, Sophie Fustec. Pero “sus perros eran como sus bebés”, y él habría hecho “lo mismo por mí o por cualquier otro ser humano”, agregó.

La familia tiene programado un homenaje para Fustec al aire libre el domingo en Argenteuil, en las afueras de París, ajustándose a las precauciones por la pandemia.

Fustec, cuyas cenizas fueron traídas a Francia por su pareja, Jonathan Ramos, había vivido en México durante una década. Con 32 años de edad, tenía experiencia en teatro y arquitectura, y preparaba un proyecto para capacitar laboralmente a exconvictos a fin de que pudieran reintegrarse en la sociedad.

El 13 de junio, Fustec y Ramos hacían excursionismo con sus tres perros en Zinapécuaro, en el estado de Michoacán, al oeste de la Ciudad de México. Sasha cayó en el pozo de aguas termales y Fustec saltó para rescatarlo, pero no se dio cuenta de que estaba gravemente lesionado sino hasta que salió, según su hermana.

Sasha murió en el lugar. Ramos cargó a Fustec durante 40 minutos hasta que encontró una ambulancia, dijo Sophie Fustec. Su hermano había sufrido quemaduras en más del 70% del cuerpo y un choque séptico, y eventualmente fue trasladado a un hospital de la Ciudad de México, donde parientes y amigos buscaban reunir sangre para las cirugías que le harían.

Ramos intentó visitar a Fustec en la sala de un hospital pero no le permitieron pasar debido a las restricciones para impedir la propagación del nuevo coronavirus. Ramos le hacía señas de apoyo y afecto a desde afuera de la sala. La madre de Fustec, quien es venezolana, envió a su hijo un mensaje por teléfono para decirle que “todo mundo estaba moviendo montañas para encontrar la sangre que necesitaba”, dijo su hermana.

Fustec falleció el 5 de julio, un día después de su primera operación.

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