Mueren más de hambre ¿que de Covid-19?

PUNTO CRÍTICO/Gabriel Torres Espinoza

Al día de ayer, en México, se acumulaban 19 mil 80 muertos por COVID-19.

También, 159 mil 793 contagios acumulados. En los últimos días, estas son las cifras de muertes ¡diarias! por Covid-19 en México: 10 de junio, 708; 11 de junio, 587; 12 de junio, 504; 13 de junio, 424; 14 de junio, 269, 15 de junio, 439; 16 de junio, 730;  y en las últimas 24 horas se confirmó la muerte por coronavirus de 770 personas y 4 mil 930 nuevos casos.

Estos son los números oficiales de los fallecidos en México por Covid-19, durante apenas más de tres meses.

No obstante, se asevera como justificación grotesca de los gobiernos para la reapertura ‘gradual’ (que no es gradual) y el relajamiento de las medidas de prevención, que la razón fundamental es que “mueren más por hambre, que por coronavirus”.

Una generalización, una mentira que se repite ventajosamente, sin aportar ningún dato que justifique semejante amago.

Durante el periodo comprendido entre 2013 y 2018 (durante la presidencia de Enrique Peña Nieto), 43 mil 766 mexicanos murieron por desnutrición, de acuerdo con cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Se trata de 7 mil 294 muertes asociadas a la desnutrición. Esto puede ser por diversas causas: “mala alimentación, inanición debido a la falta de disponibilidad de alimentos (hambre), trastornos alimentarios, problemas para digerir alimentos o absorber nutrientes de los alimentos o ciertas afecciones que impiden que una persona se alimente”.

De acuerdo con datos de Inegi, en los últimos cinco años existe un promedio de 7 mil 500 defunciones anuales por desnutrición (apenas una parte de estas imputables al hambre).

Pero en contraparte, es importante subrayar que cada año se contabilizan más de 600 mil nuevos casos de obesidad, más de 350 mil casos de diabetes mellitus y más de 400 mil de hipertensión.

Ninguna pandemia (enfermedad epidémica que se extendió en muchos países) trae consigo crecimiento o beneficios a las economías de los países afectados, obviamente. Sería un absurdo.

Estas tragedias del mundo, nos empobrecen y representan un desafío de supervivencia para buena parte de la humanidad.

Durante estas enfermedades epidémicas, algunos sectores se sostienen en el trabajo, los que no pueden frenar y exponen su vida (como el personal médico), para que otra parte (que puede detenerse) pueda proteger su salud, y esencialmente su vida, al disminuir la velocidad de la trasmisión del virus.

México acusa hoy la tasa de letalidad más alta entre los países de América Latina: 11.7% mueren. El sexto lugar en mortalidad a nivel mundial.

En apenas unos meses que lleva la pandemia –y contando-  se suman ya 19 mil 80 muertos por COVID-19, mientras que el promedio de muertes al año por desnutrición, en todas sus variables, es de 7 mil 500 ¡pero anuales! y no todas son por hambre.

La errónea decisión de privilegiar los negocios, sobre las vidas y la salud de las personas, propiciará una crisis mayor y la muerte desmedida de mexicanos.

Ni van a salvar vidas, ni van a salvar una economía donde la fuerza de trabajo fallece en cantidades pavorosas, y un porcentaje creciente de la población se encuentre enferma, especialmente –otra vez- la de más escasos recursos.

Director Gral. de la Operadora SURTyC de la U de G

@Gabriel_TorresE

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