DIVISADERO/Eduardo González Velázquez
En la política estadunidense el puesto del vicepresidente es poco menos que testimonial. Su poder político y de decisión es casi inexistente.
Por momentos se convierte en una figura decorativa para atender algunos encargos de poca monta de la Casa Blanca.
Sin embargo, en el actual proceso electoral podríamos asistir a un cambio significativo de ese personaje en caso de que Michelle Obama decidiera aceptar ir en la formula demócrata junto a Joe Biden.
En esa lógica, algunos miembros del partido han comenzado a crear comités de apoyo a Michelle, incluso el gerente de campaña, Clyde Lederman ha dicho que “Michelle Obama es la mujer más confiable y querida en Estados Unidos.
Se la ve políticamente por encima de las polémicas y sería un gran activo para los demócratas en las elecciones de noviembre”. Por su parte, Biden ha señalado en las últimas semanas su agrado por tener de compañera de fórmula, a Michelle.
Todo comenzó hace algunas semanas en Washington cuando Biden aseguró que elegirá a una mujer como su vicepresidenta.
Esa promesa provocó una discusión nacional sobre quién sería la mejor vicepresidenta. Entre los nombres que se han barajado se encuentran la senadora de California, Kamala Harris, la ex representante de Georgia, Stacey Abrams y la senadora de Massachusetts,
Elizabeth Warren. Todas ellas han dicho que aceptarían el puesto de vicepresidenta en caso de que Joe Biden las invitara.
El virtual candidato demócrata podría pedirle a Michelle que lo acompañe en la aventura electoral, con el argumento de que con ella abordo aumentarían las posibilidades de derrotar a Donald Trump.
Si ese fuese el caso y la justificación para la invitación, Michelle Obama estaría bajo una intensa presión por varios sectores de su partido para aceptar la invitación.
Si bien, desde que salió de la Casa Blanca con su esposo Barack, Michelle no ha regresado a la política pública, si se ha mantenido cercana al activismo social.
Lo mismo en asuntos que tienen que ver con la salud, educación y actividad física de las niñas y niños, y con la promoción del derecho al voto con estrategias más amplias a la solo visita de las urnas.
Bajo esa lógica, en 2018 fundó la organización llamada When We All Vote sin fines de lucro y no partidista, con la misión de aumentar la participación ciudadana en cada elección.
En su grupo se hace acompañar de personajes como Tom Hanks, Lin-Manuel Miranda, Janelle Monae, Chris Paul, Faith Hill y Tim McGraw.
Para nadie es un secreto que Michelle Obama se ha unido al debate, cada vez más politizado, sobre facilitar la votación durante el brote de coronavirus. Se busca que se pueda votar desde las casas, que el registro de los votantes pueda ser en línea y se profundice la votación anticipada.
En ese sentido, los demócratas han presionado al Congreso a pesar de la oposición del presidente, Donald Trump y los republicanos.
Me parece que Michelle Obama es la persona que Joe Biden debe elegir como candidata a la vicepresidencia para aumentar considerablemente sus posibilidades de victoria el 3 de noviembre.
Pero la pegunta que debemos contestar, es si ella realmente estaría dispuesta a ser elegida para el puesto de VicePresidenta.
Si bien, Michelle ha reiterado en repetidas ocasiones que no tiene deseos de regresar a la Casa Blanca, eso no determina necesariamente que pueda rechazar una invitación directa del virtual candidato Biden.
A querer o no, las aguas se mueven en torno a su posible nominación. Si Michelle se sube o no a la carrera presidencial, lo que si es un hecho es que luchará desde su trinchera por sacar a Trump de la Oficina Oval. Al tiempo.
