Seguridad, la herida latente

HACIENDO ADOBES/Miguel Zárate

Ya los números ni cuentan. Para el gobierno de la entidad el “récord” del fin de semana con 28 homicidios, incluyendo las nueve ejecuciones simultáneas del domingo, no parece mover a consideración especial.

La prioridad de la atención se la lleva por supuesto el tema de la contingencia en el que, naturalmente, habrá que reconocer los aciertos.

Sin embargo, con todo y que en apariencia la inseguridad se ubica para algunos hasta en tercer término -la situación económica también es prevalente para gran parte de la población- el asunto se ha ido relegando al grado que el hampa se adueña de nuestras calles, de lugares públicos (como sucedió en la “Consti” de Zapopan) y en colonias y hasta pequeños poblados del estado.

Pena ajena, en verdad, vergüenza ante el desdén con el que nuestras autoridades han decidido hacerse a un lado y ceder espacios a los delincuentes.

Las entregas públicas de “narco-despensas”, por ejemplo, son un signo evidente de que los cárteles, a sabiendas de su más que clara impunidad, se mofan ante las policías de todos los niveles y, por supuesto, se burlan así de los gobiernos estatal y municipales.

Las explicaciones son las de costumbre: “ajustes entre ellos”, “vienen de fuera”, “no nos dimos cuenta”, etcétera.

Y entonces, ¿en qué quedaron todos esos fabulosos programas para coordinar corporaciones? ¿De qué sirven las miles de cámaras esparcidas en la ciudad? ¿funcionan los C5 que tanto se presumen?

Ya de vez en vez asoma Alfonso Durazo a decir cualquier cosa sobre la seguridad nacional, los altos mandos militares ya sólo hablan de obras y aeropuertos -hágame usted el favor-, ahora de hospitales, pero nada o casi nada de lo que sucede en la lucha, que todo parece menos lucha, contra el narcotráfico, los crímenes imparables en una docena de estados, el “huachicoleo”, y tantas cosas más.

En Jalisco por las mismas, las autoridades, aunque los sicarios se paseen con armas largas alegremente por las calles y las organizaciones delincuenciales se den el gusto de “promoverse” entre el pueblo como si anduvieran en una campaña.

Vamos, tan hiriente fue lo de las despensas que el alcalde de Zapopan seguramente dijo: ¡ah, no! para campaña la mía, y en un acto que raya en lo anecdótico, saca su reparto de despensas ante los mismos y en donde mismo. En tal caso y para lavar la afrenta, ¿no están el DIF y demás dependencias para esas cosas y no caer en desfiguros?

¿Cómo estarán las cosas y a qué grado puede llegar la desesperación que hasta una madre le “pide” al jefe del cártel más famoso de Jalisco ayuda para encontrar a sus hijos desaparecidos desde diciembre?

La verdad, estamos casi igual a lo que sucede en algunas ciudades de Sinaloa o en el Noreste, lamentablemente, las cosas no pintan mejor, ¿alguien sabe qué está haciendo una tal policía metropolitana?

Está bien que el gobernador siga, y ojalá que con mejor éxito que el que ha tenido hasta la fecha, en sus estrategias contra la pandemia, mientras que el presidente audazmente sigue creyendo que ya se está “aplanando la curva” de los contagios.

También resulta positivo y hasta fundamental que se estén buscando caminos hacia la reactivación económica.

Pero, el gobierno federal cede más el terreno ante el hampa, aunque el deber de dar seguridad a la población es irrenunciable y es aún una grave herida latente y en esto, Enrique Alfaro tampoco tiene nada de qué presumir y, junto a los órganos municipales, estatales y de coordinación corresponsables, simplemente le están fallando a los jaliscienses.

Regidor del PAN en Ayuntamiento de Guadalajara
@MiguelZarateH

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