AFP.- En su granja de Redalen, Per Leif Rolid dispone de una austera pantalla, de estilo retro, colocada junto al televisor. Sin teclado, ni nombre de usuario y contraseña que memorizar, tan solo un botón para encender el aparato y ajustar el volumen, como en las radios de antaño.
Se trata del ordenador Komp, creado por la start-up noruega No Isolation, fundada en 2015, que propone soluciones tecnológicas destinadas a romper el aislamiento de los grupos vulnerables, niños enfermos o personas mayores. El nombre hace referencia a compañero, compasión y computadora.
Del otro lado, los miembros de la familia, curtidos en tecnología, reservan instantes en sus vidas diarias para enviar contenidos al patriarca a través de una aplicación.
“Puedo verlos cuando hablamos. Puedo estar en contacto con ellos, tanto si están en casa o de viaje al extranjero. Tengo la sensación de poder estar con mi familia permanentemente”, celebra el octogenario.
La modernidad y la revolución tecnológica han dejado atrás a todo un sector de la población, a menudo mayores y ancianos.
Según un estudio correalizado por la Cruz Roja británica, más de 9 millones de adultos en el Reino Unido sienten soledad, de los cuales 4 millones son ancianos. En Noruega, un 35% de los mayores de 67 años vive solo.
Un sentimiento de aislamiento agravado con la pandemia del nuevo coronavirus, debido a las medidas de confinamiento o las prohibiciones de visitas que, por todas partes, dejan a los mayores sin contacto físico.
Para el psicólogo y fisiólogo Christopher Lien, este aumento del aislamiento es “especialmente desafortunado”.
“Una mayoría de las personas ancianas tienen un pequeño círculo social y, si a esto se le añade semanas de aislamiento social, es evidente que para muchas, esta red se hace cada vez mas fina”, explica.