ESCAMOCHA/José Díaz Betancourt
Se te pasa la vida en el camión. En el transporte público cotidiano transcurren las horas más tediosas de la existencia porque inevitablemente te remontas a tus sueños, tus planes, el trabajo pendiente y a las penurias económicas; inevitablemente piensas qué podrías estar haciendo de no estar sentado ahí, asido de un tubo o respirando el humo mientras llega tu urbano.
Y es que según estudios recientes los tapatíos podrían estar pasando hasta 90 minutos en la espera y traslado del transporte público que puede incluir varios trayectos o, los más afortunados uno de ida y otro de vuelta.
Es uno de los más altos promedios en las ciudades mexicanas, incluso supera, relativamente, a la Ciudad de México, desde luego, sin contar los parajes suburbanos de la megalópolis que cuentan con trenes suburbanos y el metro.
No hay tiempos de clausura en el transporte público, ahí la vida transcurre lo mismo con largos plantones, que con intensas vivencias y costumbres, son, en ocasiones, campos de batalla, de marginación, de solidarias rutinas y hasta de ligue así como de infecciones involuntarias,
Desafíos como el coronavirus han determinado entre otros avances la sanitizaciòn del transporte público a niveles óptimos y las empresas de limpieza profunda repuntan en servicios de esa especialización que a pesar del auge momentáneo, se augura que llegaron para quedarse pues las presiones por los ambientes inocuos son una demanda constante.
Las principales evoluciones en la materia se asemejan hoy a un proceso de pasteurización de una unidad de transporte público cuyo contenedor principal se somete a temperaturas mayores a 50 grados y se baja de súbito para eliminar los gérmenes, aún así las empresas no garantizan un 100 por ciento la desaparición de bacterias y virus, el proceso puede durar hasta 40 minutos.
No abundaremos aquí en precisar los costos de este proceso que se acercaría al ideal para operarse en nuestras ciudades y protegerlas integralmente en uno de los focos de propagación más peligrosos del coronavirus donde las recomendaciones de no cercanía, son imposibles de aplicar.