Celebran Día del Danzante, pilar de La Romería: Ciclo Ritual de la Llevada de la Virgen

En el marco de la Romería 2019 el Centro Histórico de Zapopan es sede de la conmemoración del Día del Danzante, que tiene lugar cada 13 de octubre desde hace más de 90 años.

La edición 285 de La Romería: Ciclo Ritual de la Llevada de la Virgen es la primera en la que esta celebración cuenta con el decreto como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO por sus siglas en inglés).

Este año fueron 30 mil danzantes los que custodiaron el trayecto de la imagen de La Generala, desde la Catedral Metropolitana de Guadalajara hasta su casa: la Basílica de Nuestra Señora de la Expectación de Zapopan, a través de 9.2 kilómetros de recorrido, una jornada con 1.8 millones de asistentes y, por quinto año consecutivo, con saldo blanco.

Previo al acto protocolario se realizó la ceremonia de purificación.

Naomi Guzmán, en representación de todos los cuarteles de danza presentes, expresó que «la danza es parte de nosotros, de nuestro origen, pero es más nuestra convicción, es lo que queremos hacer, sea como sea que una persona haya llegado al círculo, la intención es la misma, que es hacer y ofrendar nuestra plegaria a quien nos ha dado mucho, a la tradición y que custodia a quienes participan en ella».

Cabe destacar que también participaron danzantes provenientes de Estado de México, Ciudad de México, Michoacán, Querétaro, Zacatecas y Colima.

En esta celebración las danzas que predominan son las de conquista, concheros, lanceros, aztecas, sonajeros y matachines.

De la conquista, los participantes representan a indígenas y conquistadores; la vestimenta de los lanceros recuerda a la de los indios apaches; los sonajeros llevan pequeños cilindros de madera que emiten sonido al chocar; los aztecas portan cascabeles en sus tobillos, así como maxtlatl, el pectoral y el tilmatli; los matachines usan camisa y medias rojas, huaraches de tres correas y un penacho del que cuelgan plumas.

«Es una expresión religiosa con un tinte de belleza y la belleza del colorido de los trajes, las fotografías que se representan dentro del movimiento de las danzas, pero también, las expresiones espirituales como la purificación que se realiza. Todo eso le da ese fondo espiritual que lleva el danzante en su corazón», expresó Fray Ramón Vivar Camarillo, Padre Guardián de la Basílica de Zapopan.

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